CORAZÓN
DE PARTISANO (1987-2010). IN MEMORIAM
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Andres E. Barbosa durante la época de Corazón de Partisano |
Conocí a Andrés Eduardo Barbosa a comienzos de 2004. Entonces
hacíamos parte de un grupo de entusiastas que iniciaban la licenciatura en Ciencias
Sociales de la Universidad Pedagógica Nacional. Recuerdo que en uno de los
primeros seminarios del semestre durante la charla del docente a cargo, me
llamó la atención que quien estaba a mi lado se encontraba leyendo de manera
sucinta una copia de "espadas como
labios” del poeta sevillano Vicente Aleixandre, un singular libro del cual
tenía información desde el colegio. Luego de la clase, abordé a Andrés y le
pregunté respecto a su libro. De aquella corta charla se iniciaría una amistad
marcada principalmente por las inquietudes y búsqueda de certidumbres propias
de la carrera, la vida y del optimismo tan característico y esperable de aquel
momento generacional.
Con el paso de los semestres, el ambiente universitario aunque
familiar se tornaba cada vez más enrarecido y polarizado. El avance del
discurso y práctica de los estudios culturales dentro del departamento despertó
gran debate durante las clases, además, fuera del aula, el predecible discurso
de algunos estudiantes “bien amaestrados” por la JUCO (entre
otras organizaciones), se exponía hasta la saciedad dentro y fuera de los “mítines” que más parecían una oda a la
poesía barroca para luego pasar a un
santoral de carácter estalinista. Esta era la praxis del discurso por demás, anacrónico de la izquierda más
retardataria y obtusa. Pasaba lo mismo con los hechos teatrales de la
ultraderecha y el fascismo que también mostraban los dientes con sus jóvenes
seguidores que más perecían perros rabiosos queriendo liberarse del bozal de su
amo para mostrarle su fidelidad y compromiso frente a la masa. Todo esto estaba
armonizado por “la mano de hierro” del rector de entonces, Una perfecta sincronía
del sectarismo. En este contexto, debatir desde otro punto de vista no era la
norma, además de ser claramente un riesgo de seguridad y un tormento en la otra
parte: el del resto de los estudiantes, en su mayoría abstraídos de la realidad
circundante en la universidad y de sus propias vidas. Pero con Andrés era
posible dialogar en el más amplio sentido del término. De aquellas charlas supe
de su lejanía dialéctica con el Partido Comunista, (o bueno los estertores de
este) del que fue miembro y se alejó por la imposición de la férrea disciplina
respecto a la militancia. A pesar de ello, su lectura del Manifiesto Comunista y algunas obras de Marx y Engels, no cesó. Esto
lo llevó a desarrollar un gran interés por el idealismo y el materialismo alemanes,
como dos esfuerzos, uno abstracto y otro científico encaminados hacia un mismo
fin: el imparable avance del pensamiento moderno occidental. Su ateísmo se vio fuertemente influenciado por la vida y teoría del filósofo alemán Ludwig
Feuerbach, de quien varias veces citaba con efusividad sus tesis sobre la
historia. A Hegel lo describía como un personaje indescifrable y místico, quien
al igual que Johann Gottlieb Fichte, eran “adelantados a su tiempo”. Estaba
claro entonces, su deseo y compromiso con ser filosofo.
De esta época, recuerdo hablar con él sobre lo simpático
y al mismo tiempo atractivo que era en boca de nuestras bellas y deseables
compañeras de clase el argumento de que “Marx
había puesto de cabeza a Hegel”. Interactuar con ellas fue un cálido y
afortunado bálsamo en ese áspero ambiente. La lectura y escritura eran un acto
de carácter secreto y personal para él. Su
disciplina era de verdad, no era extraño verle en cualquier parte de
la universidad siempre escribiendo, siempre solo, siempre
trabajando. La vida anterior a la universidad no le fue fácil. Así lo dejaba entrever
aunque de manera tímida y borrosa. De su relación de “corta duración” con “la dama de los cabellos ardientes” solo
quedó su gusto “de larga duración” por los cigarrillos Pielroja, siempre
presentes en su bolsillo izquierdo al lado de su corazón. Con Andrés, los
diálogos eran especialmente fluidos, escucharlo
era un ejercicio interesante y singular por el hecho de que venía de un
adolescente. Andrés tenía por entonces solo 19 años.
Sus primeros poemas los declamó en el campus de la
universidad aprovechando los entremeses de los “mítines”. A esto le siguió
la publicación de estos en los murales
de las facultades de la universidad y en cuanta pared se pudiera. Estaban
firmados bajo el seudónimo Corazón de Partisano.
A partir de allí, la aparición semanal de sus poemas se hizo constante, y su
difusión traspasó los muros de la facultad y de la universidad. Para ese
momento, Andrés seguía siendo un optimista de la vida y un escéptico de las ideologías más radicales de
la izquierda. Su escritura se mostraba como un campo de lucha con la indiferencia,
la injusticia y el absurdo en la vida y la sociedad. La poesía era un campo
mucho más amplio, generoso y prolífico para su pensamiento. Esta representaba
el sendero predilecto de su proyecto de vida, construido desde que tenía
conciencia de ser un espíritu libre.
Para mí, Andrés Eduardo Barbosa ha sido una de las pocas personas con las que he tenido la oportunidad de dialogar y aprender. Una rara ave que mostraba el
carácter y la sabiduría para crear un ambiente donde expresar y escuchar como hechos concretos se
desarrollaban alejados del chauvinismo rampante y miserable que rondaba intensa
y raudamente el ambiente universitario. Tal hecho, en él, venía y se nutría de
la inusual y excepcional relación con su mama, Mercedes Vivas. Ella lo conocía
mejor que nadie y logró imprimirle ese carácter noble, tranquilo, pacífico y a
la vez combativo que todos apreciábamos. Ella era además su confidente, su
mejor amiga. Mercedes Vivas fue su alma gemela y principal apoyo y motivación.
Por eso, solo ella podría entender y mantener vivo su legado. Frente al dolor
eterno de perder un hijo, ella revirtió el carácter tímido de su espíritu hacia
lo más combativo e inagotable de su esfuerzo en este campo de lucha que es la
vida. El acto de la liberación de las cenizas de su hijo al mar es un acto
conmovedor y valeroso. Esta mujer es única. Su práctica de resiliencia al
declamar los poemas de su hijo y en cada una de sus acciones muestra como solo
el amor de una madre es capaz de atravesar los más grandes obstáculos, entre
esos, los megalitos que trae consigo la soledad del corazón.
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Andres durante la presentación de La Desmesura. 2009 |
Debido a mi carácter y opiniones respecto al status quo del departamento fuí relegado
un semestre, lo cual me alejó un poco del proceso creativo de la segunda parte
del trabajo de Andrés. No obstante, no me es extraño ver en su obra fuertes
influencias que presencié en su momento, tal es el caso de entre otros, “Opio en las Nubes” de Rafael Chaparro
que se convirtió en una biblia de mano momentánea, además del Nadaísmo donde de
Gonzalo Arango representaba la ejemplarizante vida de un profeta pagano. Otra
fuerte influencia la ejerció la obra de Barba-Jacob, Rubén Darío y Martí este último
con su activismo político desde la poesía. No sobra mencionar que la vida y
obra de Andrés Caicedo fueron argumento para afirmar lacónicamente el deseo de
morir joven, aunque nunca como le sucedió, nunca así.
Además de lamentar la pérdida de la vida material
lamento la pérdida de un talento de esos que son escasos, de esos que son
raros, de esos que no están contaminados por la peste del narcisismo, de esos
que ven más allá en ellos mismos y más allá de los demás y que estaba pendiente
de materializar muchas más ideas. Su obra poética comprende los siguientes
títulos: Desdóblate Silencio (2008), La
Desmesura (2009), Rutas de Mujeres y Cáñamo (2010). Y los libros publicados
de manera póstuma: La Ciudad del Vino
(2010) ,Alucinaciones y Collages
Poéticos (2013) y Crisoles del Tiempo(2017).
Seis años han pasado desde su absurda partida. Desde
entonces, algunos guardamos la esperanza inmarchitable de que Andrés desde el lugar donde se encuentre continúe haciendo méritos y
decida tener alguna vez otra oportunidad . Porque nunca desfallecen las
estrellas de la memoria, Andrés Eduardo Barbosa, aquí sigues vivo en nuestras mentes, respetado amigo.
CUANDO
LAS BELLAS ALMAS ENTRISTECEN
Las bellas almas entristecen
Cuando despiertan no hay un recodo de la belleza en la tierra
Bocas hay que lo ven y no lo dicen
Y ojos acostumbrados que no lo saben.
Nadie sabe cómo responder
A las palmas expuestas sorprenden con golpes.
La vida cae entre sombras
Simula estar en conversaciones
Pero el ritmo interno es más lento
La tonalidad toma largos sentidos ante cada palabra
Difíciles de hallar entre recuerdos
Y el mundo demanda respuestas
Pero son tan distantes las incertidumbres del sentido que le damos a la
vida……..
(Tomado de La
Desmesura, 2009)