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jueves, 10 de enero de 2019


LOS ÁLBUMES QUE MÁS ME GUSTARON DEL 2018


El 2018 se acabó, y como una especie de corresponsabilidad moral con quienes me leen, se me hace necesario nombrar desde mi subjetividad lo que más me gusto durante los pasados 12 meses, con la intención de difundir, disentir, o simplemente exponer algunas cosas interesantes dentro del ahora variado y cada vez más amplio, global y diverso  ambiente/mercado musical, que a propósito, ha mutado significativamente gracias a fenómenos como las plataformas de música (streaming) y su influencia en el habitus del auditor promedio. He aquí lo más destacado del 2018 para mí:


“Tranquility Base Hotel and Casino”/ Arctic Monkeys


Los Arctic Monkeys han logrado con este álbum lo que se propusieron muy tímidamente hace un tiempo desde la publicación del sicodélico e intrascendenteSuck it and See” (2011), esto es, lograr salirse del molde sonoro que ellos mismos crearon, lo cual no era tarea fácil teniendo en cuenta los buenos álbumes que habían grabado bajo la égida de  revelación y renovación del rock inglés que efectivamente fueron en su momento. Tranquility Base Hotel and Casino” (2018) tiene muy poco que ver con sus antecesores, este es un álbum con un sonido minimalista y en el que el piano es fundamental en cada uno los cortes. Es una interesante obra conceptual que mezcla la melancólica voz de  Alex Turner con las texturas armónicas y exploratorias del lounge y del pop. No obstante, hay algo que recuerda su antigua piel, y esto se nota en canciones como Four Out Five, American Sport y She Looks Like Fun. Lo cual muestra la interesante transición que está sucediendo mientras transcurre la interesante oferta de un hotel supuesto.

Este álbum denota avance y madurez en un sentido amplio y necesario para una banda que hasta no hace mucho despertaba cierto desprecio de quienes se han atrevido a crear por fuera del estrecho círculo de lo predecible y del imperio de los contratos con discográficas (caso Thom Yorke). El más reciente álbum de los Arctic Monkeys muestra el rumbo coherente de un grupo que busca evolucionar y trascender más allá del marketing de las disqueras y por ende de la radio comercial. 


“Bardo” / Odio a Botero

[Si bien este álbum fue publicado para musicalizar y amenizar las verbenas decembrinas de 2017 a lo largo y ancho de los territorios nacionales, las consecuencias de este hecho me obligan a tenerlo en cuenta al hablar de la música del 2018].

Una de las más importantes y afortunadas novedades discográficas fue el reencuentro de Odio a Botero, una de las bandas más originales del punk nacional. Formalmente esta banda apareció en los segmentos de Mucha Música de City tv a comienzos del 2000, y desde entonces sus letras han sido un campo fértil al humor y la crítica no diletante, (ejemplo de ello la genial Kill the Cuentero, entre otras).

Luego de una  ausencia prolongada de 8 años llegó la muy esperada resurrección con Bardo”, que continúa la dinámica compositiva de los comienzos de la banda,solo que esta vez la música y la producción están en un nivel superior respecto a los álbumes anteriores. La voz de René Segura (conocido en el ambiente místico y filosófico como El Señor Plátano) no ha perdido su fuerza y sus letras siguen manteniendo gran virtuosismo. Los cambios hechos en la formación de la banda han hecho que el álbum no tenga presa mala, desde 255 Pasajeros hasta Montando Gorilas hay 29 minutos de un producto de gran calidad sonora y musical. Hoy, Odio a Botero es un cadáver insepulto, gracias a Dios.


 “Heaven and Earth”, “The Choice” / Kamasi Washington


La primera vez que supe del saxofonista Kamasi Washington fue en un artículo de la revista Arcadia sobre el Jazz del siglo XXI. Y lo dicho allí no falta a la verdad sobre su virtuosismo y lo bien que suena en el álbum Heaven and Earth y en el LP “The Choice”, (que se desprende del mismo), en este trabajo encontramos una mezcla de sonidos góspel y clásicos del jazz además de ritmos del Bossa Nova y movimientos rítmicos electrónicos y urbanos en medidas distintas pero en una apacible sincronía rítmica y musical.

Si bien el sonido presentado por Washington no podría calificarse como nuevo o novedoso teniendo en cuenta que otros artistas han ido en un sentido musical similar como el contrabajista Dave Holland en su álbum Critical Mass (2006), para citar un ejemplo, es bastante positivo y agradable percibir en su trabajo un panorama abierto que se nutre de muchas influencias orquestadas de una manera magistral y profunda que logran en el auditor desde el baile en canciones como Hub-Tones hasta la escucha sutil de The Secret of Jinjinson. Además de esto , hay un  número de canciones que logran despertar cierto júbilo , me refiero a The Space Travelers Lullaby , StreetFighter Mas, Journey, Song For The Fallen, entre otras. Este álbum no es vanguardista, no es radical, no tiene la pretensión de ser más allá de una extensión de su autor, un artista, un creador con la mente solidaria a las diferentes formas del sonido.

El historiador y jazzófilo inglés Eric Hobsbawm hablaba sabiamente de la inmortalidad del jazz siempre que suene una nota de éste en una peluquería o en el teatro, pues bien, hoy, el panorama con artistas como Kamasi Washington muestra que el jazz está más vivo que nunca y para alegría de todos ha pasado de los decorados de la  peluquería a ser tendencia del streaming.


“Sangre Caliente” / Los Rolling Ruanas


Hace rato que los Rolling Ruanas vienen cambiando las cosas dentro del discurso y la imagen que tenemos y que se ha construido sobre la música campesina desde y hacia ella. Lo cual tiene un inmenso valor si se tiene en cuenta la poca importancia y el desdén que se le dio a géneros musicales campesinos como la Carranga en los medios o el confinamiento conceptual costumbrista que algunos grandes músicos de este género le dieron a sus creaciones.

Los Ruanas han creado un álbum solido donde la música va desde lo tradicional y costumbrista como en Fan Django, Ojos de Serpiente, Cordero Manso o Huracán, hasta lo contemporáneo como en Al Caer el Sol, Caballo de Acero y Quimeras sin contradicción o forzamiento alguno, hay un cuidadoso trato del sonido y de  las letras a lo largo de los 13 cortes. Además, este álbum en particular pone de manifiesto una meticulosa grieta que se está construyendo respecto del pasado inmediato del género.

El sonido de este álbum es pegajoso y tiene elementos valiosos como los riffs de guitarra muy influenciados por el rock clásico en canciones como Sangre Caliente, Ficción, y Mr. Gringo, lo que es bastante positivo para cualquier tipo de auditor habido de escuchar algo novedoso y atractivo. Sin duda, este álbum muestra la necesaria atención hecha música hacia el mestizaje sonoro que renueva los públicos y el discurso de lo regional y lo nacional dentro del mercado de la música contemporánea. En suma, cuando escuchas “Sangre Caliente” de lo Rolling Ruanas, lo dicho por Antón Chejov cobra sentido cuando afirmó: “si quieres ser universal habla de tu aldea”.

Una más….

Por último, no puedo dejar de mencionar la genial versión/parodia del Youtuber Jonathan Clay del clásico de balneario “Decepción”, pero con una temática actualizada e inspirada en los dos “buses pegados” que circulan a diario por las losas de cristal de nuestras calles destilando impunemente smog. Sin duda, el single del año fue “Decepción xq subió Transmilenio”.