LOS ÁLBUMES QUE MÁS ME GUSTARON DEL 2018
El 2018 se acabó, y como una especie de corresponsabilidad
moral con quienes me leen, se me hace necesario nombrar desde mi subjetividad
lo que más me gusto durante los pasados 12 meses, con la intención de difundir,
disentir, o simplemente exponer algunas cosas interesantes dentro del ahora variado
y cada vez más amplio, global y diverso ambiente/mercado musical, que a propósito, ha
mutado significativamente gracias a fenómenos como las plataformas de música (streaming) y su influencia en el habitus del auditor promedio. He aquí lo
más destacado del 2018 para mí:
“Tranquility
Base Hotel and Casino”/ Arctic
Monkeys
Los Arctic Monkeys
han logrado con este álbum lo que se propusieron muy tímidamente hace un tiempo
desde la publicación del sicodélico e intrascendente “Suck it and See” (2011), esto es, lograr salirse del
molde sonoro que ellos mismos crearon, lo cual no era tarea fácil teniendo en
cuenta los buenos álbumes que habían grabado bajo la égida de revelación y renovación del rock inglés que
efectivamente fueron en su momento. “Tranquility Base Hotel and Casino” (2018) tiene muy poco que ver con sus
antecesores, este es un álbum con un sonido minimalista y en el que el piano es
fundamental en cada uno los cortes. Es una interesante obra conceptual que
mezcla la melancólica voz de Alex Turner
con las texturas armónicas y exploratorias del lounge y del pop. No
obstante, hay algo que recuerda su antigua piel, y esto se nota en canciones
como Four Out Five, American Sport y She Looks Like Fun. Lo cual muestra
la interesante transición que está sucediendo mientras transcurre la
interesante oferta de un hotel supuesto.
Este álbum denota avance y madurez en un sentido amplio y
necesario para una banda que hasta no hace mucho despertaba cierto desprecio de
quienes se han atrevido a crear por fuera del estrecho círculo de lo predecible
y del imperio de los contratos con discográficas (caso Thom Yorke). El más
reciente álbum de los Arctic Monkeys muestra
el rumbo coherente de un grupo que busca evolucionar y trascender más allá del
marketing de las disqueras y por ende de la radio comercial.
“Bardo”
/ Odio a Botero
[Si
bien este álbum fue publicado para musicalizar y amenizar las verbenas
decembrinas de 2017 a lo largo y ancho de los territorios nacionales, las
consecuencias de este hecho me obligan a tenerlo en cuenta al hablar de la
música del 2018].
Una de las más importantes y afortunadas novedades
discográficas fue el reencuentro de Odio
a Botero, una de las bandas más originales del punk nacional. Formalmente
esta banda apareció en los segmentos de Mucha
Música de City tv a comienzos del
2000, y desde entonces sus letras han sido un campo fértil al humor y la
crítica no diletante, (ejemplo de ello la genial Kill the Cuentero, entre
otras).
Luego de una ausencia
prolongada de 8 años llegó la muy esperada resurrección con “Bardo”,
que continúa la dinámica compositiva de los comienzos de la banda,solo que esta vez la música y la producción están en un nivel superior respecto
a los álbumes anteriores. La voz de René Segura (conocido en el ambiente místico y filosófico como El Señor Plátano) no ha perdido su fuerza y sus letras siguen manteniendo gran virtuosismo. Los
cambios hechos en la formación de la banda han hecho que el álbum no tenga
presa mala, desde 255 Pasajeros hasta Montando Gorilas hay 29 minutos de
un producto de gran calidad sonora y musical. Hoy, Odio a Botero es un cadáver insepulto, gracias a Dios.
“Heaven and Earth”, “The Choice” / Kamasi Washington
La primera vez que supe del saxofonista Kamasi Washington
fue en un artículo de la revista Arcadia sobre
el Jazz del siglo XXI. Y lo dicho allí no falta a la verdad sobre su
virtuosismo y lo bien que suena en el álbum “Heaven and Earth” y en el
LP “The
Choice”, (que se desprende del mismo), en este trabajo encontramos una
mezcla de sonidos góspel y clásicos del jazz además de ritmos del Bossa Nova y
movimientos rítmicos electrónicos y urbanos en medidas distintas pero en una
apacible sincronía rítmica y musical.
Si bien el sonido presentado por Washington no podría calificarse
como nuevo o novedoso teniendo en cuenta que otros artistas han ido en un
sentido musical similar como el contrabajista Dave Holland en su álbum Critical Mass (2006), para citar un ejemplo, es bastante positivo y agradable
percibir en su trabajo un panorama abierto que se nutre de muchas influencias
orquestadas de una manera magistral y profunda que logran en el auditor desde
el baile en canciones como Hub-Tones hasta la escucha sutil de The Secret of Jinjinson. Además de esto , hay un número de canciones que logran despertar cierto
júbilo , me refiero a The Space Travelers Lullaby , StreetFighter Mas, Journey, Song For The Fallen, entre otras. Este álbum no es vanguardista, no es
radical, no tiene la pretensión de ser más allá de una extensión de su autor, un
artista, un creador con la mente solidaria a las diferentes formas del sonido.
El historiador y jazzófilo inglés Eric Hobsbawm hablaba sabiamente
de la inmortalidad del jazz siempre que suene una nota de éste en una peluquería
o en el teatro, pues bien, hoy, el panorama con artistas como Kamasi Washington
muestra que el jazz está más vivo que nunca y para alegría de todos ha pasado de
los decorados de la peluquería a ser
tendencia del streaming.
“Sangre
Caliente” /
Los Rolling Ruanas
Hace rato que los Rolling
Ruanas vienen cambiando las cosas dentro del discurso y la imagen que
tenemos y que se ha construido sobre la música campesina desde y hacia ella. Lo
cual tiene un inmenso valor si se tiene en cuenta la poca importancia y el
desdén que se le dio a géneros musicales campesinos como la Carranga en los medios o el
confinamiento conceptual costumbrista que algunos grandes músicos de este
género le dieron a sus creaciones.
Los
Ruanas han creado un álbum solido donde la música va desde lo
tradicional y costumbrista como en Fan Django, Ojos de Serpiente, Cordero Manso
o Huracán, hasta lo contemporáneo como en Al Caer el Sol, Caballo de Acero y
Quimeras sin contradicción o forzamiento alguno, hay un cuidadoso trato
del sonido y de las letras a lo largo de
los 13 cortes. Además, este álbum en particular pone de manifiesto una
meticulosa grieta que se está construyendo respecto del pasado inmediato del
género.
El sonido de este álbum es pegajoso y tiene elementos valiosos
como los riffs de guitarra muy
influenciados por el rock clásico en canciones como Sangre Caliente, Ficción, y Mr.
Gringo, lo que es bastante positivo para cualquier tipo de auditor
habido de escuchar algo novedoso y atractivo. Sin duda, este álbum muestra la
necesaria atención hecha música hacia el mestizaje sonoro que renueva los
públicos y el discurso de lo regional y lo nacional dentro del mercado de la
música contemporánea. En suma, cuando escuchas “Sangre Caliente” de lo Rolling
Ruanas, lo dicho por Antón Chejov cobra sentido cuando afirmó: “si quieres ser universal habla de tu
aldea”.
Una
más….
Por último, no puedo dejar de mencionar la genial versión/parodia
del Youtuber Jonathan Clay del
clásico de balneario “Decepción”,
pero con una temática actualizada e inspirada en los dos “buses pegados” que
circulan a diario por las losas de cristal de nuestras calles destilando impunemente
smog. Sin duda, el single del año fue “Decepción xq subió Transmilenio”.