UNA COPA AMÉRICA BIPARTITA PARA UN PAR DE GOBIERNOS ENDEBLES
Es un hecho, la Copa América del 2020 se realizará entre
Colombia y Argentina, los grupos se dividirán en dos zonas y los partidos
inaugural y final se realizaran en cada una de las sedes. Desde la postulación
por parte del gobierno colombiano hecha el pasado 5 de abril los dirigentes de
nuestro país siempre prestos a servir al mejor e inmediato postor partieron
hacia Brasil para oficializar una candidatura única, cosa que la dinámica burocrática
de la CONMEBOL convirtió en un torneo compartido para los dirigentes y
bipartito para los aficionados.
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postulación del gobierno colombiano para la Copa America |
No obstante, esta inusual designación y el desmesurado apoyo a la iniciativa de las federaciones por parte de los gobiernos locales pone de manera casi inmediata los contextos políticos de ambos países sobre la mesa. Y al respecto hay varias cosas en común, la principal la baja popularidad, tanto Mauricio Macri e Iván Duque representan una derecha que atraviesa momentos difíciles, el primero una crisis económica inminente “suavizada” por el multimillonario y polémico crédito hecho por el Banco Mundial y el segundo por su evidente ausencia de liderazgo y claridad para el manejo de las crisis sociales. Además, ambos son figuras mediáticas que van en franca decadencia respecto del encanto que los llevó a figurar como celebridades políticas renovadoras y recatadas. Tanto en Argentina como en Colombia las reformas tributarias y pensionales están a la orden del día, y su lucha por conformar inútilmente mayorías en el senado es recíproca. Tanto Macri como Duque son dos neoliberales que les preocupa su imagen en las redes sociales y les interesa tener aliados en los medios de comunicación que articulen sus discursos de renovación radical, en el caso de Duque con su confusa “economía naranja” y en el caso de Macri con su persecución con cámaras de TV a la corrupta administración Kirchner.
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la selección Colombia ganó la Copa en 2001 |
La Copa América ha transitado a lo largo de la historia deportiva de nuestro continente por los ambiguos límites de lo público y lo privado, atraves de los intereses políticos que han condicionado, aglutinado y transformado constantemente el discurso sobre el “sentimiento nacional” y la “unidad nacional” de la sociedad desde y hacia el fútbol, y si bien pareciera una relación natural e indisoluble la forma como se ha desarrollado esta debería y podría desarrollarse bajo otras condiciones menos nocivas para los ciudadanos cansados del oportunismo político y la demagogia de los gobiernos de derecha e izquierda. Cabe preguntarse entonces, ¿aún está lejos el día en que no haya una manipulación desde los intereses de un gobierno hacia un espectáculo popular como el fútbol?. La respuesta a esta pregunta es incierta más teniendo en cuenta nuestra “minoría de edad” en el desarrollo y fortalecimiento de las ciudadanías que permitan establecer de manera clara los pesos y contrapesos entre el interés de un sector importante de la sociedad y los intereses partidistas e ideológicos de un sector que detenta el poder. Las democracias en Latinoamérica tienen un matiz particular en la forma en que funcionan, no obstante, deben apuntar a la participación activa de sus ciudadanos en sus instituciones para pasar de la ambigüedad normativa al establecimiento de normas prácticas y claras respecto de los intereses particulares y colectivos sobre fenómenos socio-históricos como el fútbol entre otros.
Antes y ahora parece imponerse una sola verdad: la Copa
América ha pasado de mano en mano de boca en boca y todos quienes han bebido de sus caudalosas y
populosas aguas de fútbol se han sabido saciar.
Una petición:
Como de parte del inmenso grupo de aficionados al fútbol
tendría dos humildes peticiones para este evento: primera,
que la mascota del evento no sea de los mismos creadores ni de la misma familia
cósmica de “Ameriko”, la mascota de
la Copa América de 2001 y segunda: que las selecciones que participen en esta
parte de la copa traigan sus oncenos titulares para que la selección nacional
pueda competir en igualdad de condiciones y no solo se conforme con ganarle a
selecciones de suplentes como sucedió también en 2001.
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"Ameriko" la mascota de la Copa America de 2001 |