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jueves, 29 de agosto de 2019

MEMORABILIA VII:

“EL FRAUDE DEL ARTE CONTEMPORÁNEO: LA CRUZADA CONTRA EL DISCRETO IMPERIO DE LA ESPECULACIÓN COMO ARTE

Si bien este libro fue publicado en nuestro país a finales de 2015, su relevancia respecto a la necesidad de ampliar las visiones y el debate  sobre las dinámicas del mercado del arte y sobre el arte contemporáneo dentro y fuera de los espacios artísticos es evidente.


Mucho tiempo pasó para que un libro sobre arte levantara polémica en el ambiente artístico local. ¿El por qué?, La explicación va de lo simple a lo complejo. Avelina Lésper[1] publicó El Fraude del Arte Contemporáneo[2](2015), una reunión de cuatro ensayos titulados: “Arte Contemporáneo, el dogma incuestionable”, “Contra el performance”, “Robar, plagiar, mutilar. Formas de copia en el arte”, y “Arte y feminismo. Entre la cuota y el chantaje”. Lésper es una reconocida curadora y crítica de arte a nivel mundial y se ha hecho conocida por sus escritos y entrevistas donde pone en cuestión de manera puntual al arte contemporáneo.

*¿DE QUÉ TRATA “EL FRAUDE DEL ARTE CONTEMPORÁNEO”?, Como se ha mencionado, la publicación de este libro es la reunión de las críticas de Lésper sobre las verdaderas bases que articulan las lógicas del arte contemporáneo. Además, implícitamente es un manifiesto critico de las formas, los actores, los roles y el mercado que se han tomado de facto la autoridad para dictar lo que sirve o no en términos artísticos a partir del esquema comercial que se ha creado legitimado por una aparente vanguardia que refuta los estándares estéticos del arte clásico y moderno pero que carece de valor artístico en su desarrollo.

*¿QUÉ SIGNIFICA EL TÉRMINO ARTE CONTEMPORÁNEO? aparentemente, cuando hablamos del al arte contemporáneo nos referimos además de un aparente (más bien supuesto si en el caso del arte se puede acuñar) espacio temporal (el ahora), además de esto, estamos aludiendo a una serie de actitudes y posiciones discursivas y estéticas variadas que intentan diferenciarse a partir de la negación de los movimientos artísticos representativos del siglo XX  y anteriores, pero sin plantear nuevas vanguardias, para Lésper el arte contemporáneo es un estilo con ínfulas de arte . Al respecto el crítico y artista Lucas Ospina ofrece una concordante definición al respecto: 

El concepto “arte contemporáneo” puede ser explicado a partir de su utilidad: es una dupla de palabras que crea, de forma inmediata y mágica, un nicho de mercado...“Arte contemporáneo” sería entonces una suerte de franquicia con proveedores que se encargan de darle a un conjunto de piezas y actitudes un sentido de especialización, pertenencia y actualidad en miras a certificar un producto segmentado.[3]

"la fuente" (1917) de Marcel Duchamp

*¿ES EL ARTE CONTEMPORÁNEO UN DOGMA EN SÍ MISMO?, para Lésper lo es, en la medida en que quienes lo defienden (algunos de ellos artistas) basan su trabajo y su defensa no en la obra que presentan sino en la interpretación de esta. Según Lésper el concepto y el contexto pretenden transformar los objetos en arte; el arte son ideas, no obra; todo el mundo es artista; cualquier cosa que el artista designe como arte es arte y, por supuesto, el curador tiene supremacía sobre el artista”. Para lo cual cita el caso de Marcel Duchamp y su conocido orinal titulado “la fuente” de 1917; “Sin duda el arte puede detonar ideas filosóficas, pero no son estas las que crean las obras de arte”. Para darle forma a estas afirmaciones la autora clasifica y explica las diferentes verdades impuestas e incuestionables (dogmas) que sostienen (según ella) el entramado del arte contemporáneo: el dogma de la transubstanciación, que lo integran el dogma del concepto y el de la infalibilidad del significado, el dogma de la bondad del significado, el dogma del contexto, el dogma del curador, el dogma de la omnipotencia del curador, el dogma de “todos somos artistas” y el dogma de la educación artística.   


La crítica y docente de arte Avelina Lésper 

*¿CUÁL ES LA POSTURA DE AVELINA LÉSPER RESPECTO DEL PERFORMANCE? El performance se ha convertido en una de las más comunes formas del arte contemporáneo y  su irrupción en las muestras de arte se ha convertido en un arrastre de varios artistas para cautivar y llamar multitudes. No obstante, el texto que escribe Lésper al respecto tiene varias curiosidades. Una de ellas, es que este hizo parte de la presentación del catálogo Performagia 6”, un libro sobre performances escrito por performanceros que  la autora se encargó de reseñar uno por uno sin ningún tipo de concesión con sus trabajos, aunque para ser honestos desde otra perspectiva también se podría decir que en aquel juicio hubo una marcada rigurosidad,  lo cual  a la fecha le ha traído la antipatía y animadversión de un sector de artistas y curadores. Para la muestra, la última parte del texto: “¿Por qué llaman a esto arte, por qué se autodenominan artistas y como pueden decir que este es el arte de nuestra época? Los espectadores merecemos más, merecemos cosas realmente trascendentales. Si como dice Freud, “la repetición manifiesta el instinto de muerte”, estas acciones que se copian, se repiten, se desgastan, están anunciando la muerte del performance. Porque esto, el contenido de este catálogo, no es arte, y así como está ahora el performance, en general, tampoco es arte”.       

*¿SE PRODUCE EN SERIE EN EL ARTE CONTEMPORANEO?, Desde la invención del ready-made (también conocido como “objeto encontrado”) por parte de Marcel  Duchamp atraves de la producción y firma de miles  orinales vendidos como piezas de colección y más adelante con la postulación de objetos de la vida diaria concebidos como piezas de arte y comercializados como tal, el mercado de estas piezas ha tenido uno de sus mayores auges económicos y publicitarios, a tal punto que varios de los artistas  más famosos de nuestro tiempo como Damien Hirst (para citar un caso) lo son en la medida en que sus trabajos se cotizan en millones de dólares. “Igualar el arte con el objeto industrial  ha provocado la producción industrial de artistas… la mediocridad ya es un proceso en serie, los artistas a su vez son copias de Duchamp  y, condenada al infinito, la cadena arroja cada día mas artistas que no hacen obras, sino que eligen objetos”.

"Tiburón preservado en formol" de Damien Hirst fue vendido en 2 millones de dolares

Es importante mencionar el hecho de que la autora no está en contra de las reproducciones de obras siempre y cuando estas tengan un valor artístico y en ellas haya trabajo por parte del autor y no solo el interés de vender, de hecho, menciona varias de ellas que ante la desaparición de las originales bien han servido para tener una imagen cercana de la obra original y de la maestría y esfuerzo del copista. Por tanto, “en el trabajo artístico creativo es donde el arte encuentra caminos para la investigación y la evolución. Esto nos dice que, una vez se agote el mercado mercenario que sostiene este politburó y su ideología, el talento y al creación dejaran de estar proscritos de los museos y de la vida cultural”.

*¿COMO EL FEMINISMO DECIDIÓ USAR EL ARTE PARA LEGITIMARSE?, Este no es un tema fácil de explorar debido al intolerante discurso de lo políticamente correcto que reina por estos días, no obstante, Avelina Lésper en su corto ensayo titulado: “Arte y feminismo, entre la cuota y el chantaje” expone con variados ejemplos cómo a lo largo de la historia a pesar de las limitantes sociales evidentes existió arte de calidad al mismo nivel  artístico de los clásicos hecho por mujeres, lo cual se explica para la autora por el hecho de que social y artísticamente la conmiseración (hacia la mujer) no formaba parte de la agenda”.  

Para Lésper el canon del arte feminista se define así: “si la obra refleja asuntos universales se le llama arte, si refleja asuntos de genero se le llama arte femenino, feminista o de género”. Y los trabajos que se desprenden de este están más cerca de la terapia psicológica que del arte, por tanto, el discurso centrado exclusivamente en las subjetividades y las emociones del artista dentro de un discurso ideológico o político es algo que no trasciende más allá de la buena intención de un momento que no se permite salir de su perspectiva o lugar de confort y transformarse en algo más que una consigna.

Aunque no lo diga abiertamente (debido al interés principal del libro, esto es, el valor artístico) se puede inferir que para la autora el arte es político y no puede estar aislado de su contexto, de hecho, cita la obra de dos artistas que muestran maestría, valor artístico y  un testimonio de su tiempo en sus obras, Sofonisba Anguissola (1535-1625) y Artemisia Gentileschi (1593-1654). Lo cual no es poco frente a la andanada de críticas con carácter anacrónico de los sectores más recalcitrantes del feminismo que postulan la historia de la mujer artista como invisible o nula.

"Isabel de valois" de Sofonisba Anguissola
Para Lésper, “Hablar de feminismo y de los asuntos en que se acota fue y es el objetivo principal. Lo restante, como la calidad de la obra y el talento para desarrollar una técnica, son asuntos que se desechan por considerarlos “esclavizantes” y “limitantes”. Ser mujer, desgastar la denuncia de ciertas injusticias hasta el lugar común, y enclaustrarse en la vagina, el sexo y los asuntos fisiológicos configuró el patrón del arte femenino, feminista y de género”.   

¿Entonces, dónde comienza el chantaje?, para Lésper “presionar para que una obra sin valor artístico sea aceptada por sus consignas político-sociales es una forma de dictadura” cosa que dentro del andamiaje de los museos y la promoción de las nuevas artistas es parte del estándar. “La mayoría de las creadoras feministas responden con obras cómodas, mal realizadas, basadas en las retórica de los lugares comunes, que contribuyen a la destrucción del arte, que parasitan a las instituciones con sus banales y superficiales denuncias y se comportan como un placebo social. Les lavan la cara a los gobiernos y les permiten presumir de apertura….y se limitan a señalar lo que el discurso oficialista les permite”.

*EPÍLOGO*

Es claro que el canon del arte que Avelina Lésper defiende está basado en los valores que se han construido a los largo de la historia de la cultura occidental y sus concepciones artísticas están relacionadas con las visiones burguesas construidas lo largo del siglo XIX y XX, antes de la conocida decadencia artística de los sesenta y setenta del XX, esto es, la irrupción del discurso ideológico (también burgués) como arma de legitimidad para sí mismo en detrimento del arte , el ascenso de un dadaísmo camuflado en los estándares estéticos de lo que en comienzo quería destruir y la toma del capitalismo salvaje en la lógica de los artistas , los museos, las academias y los curadores.[4]

Pero también es un juicio de valor asumir a Lésper solo como la defensora de un arte meramente clásico concentrado en las pléyades del mundo griego o barroco y abstraído de la realidad y las transformaciones del mundo y el capital.  Lésper no descalifica a los medios que permiten crear nuevas formas de arte, es decir el video o el performance como herramienta, lo que critica es que se usen como fin en sí mismos ante la ausencia de creatividad e inteligencia en los artistas y curadores que están detrás de ellos.

"la creación artística" (2019) de Jonatan Olvera, expuesto en el MAC de Querétaro

También hay que asumir que el arte de menor cuantía artística simplemente no puede desaparecer porque sí, pero si se le puede catalogar y asignar un rubro específico dentro del universo artístico, de hecho ya varios artistas, críticos y ciudadanos concuerdan en la denominación de “Hamparte para describir a este estilo dentro del arte contemporáneo. Tampoco se puede descartar o generalizar todo el trabajo hecho por artistas en sus respectivos contextos ya que aun dentro de grandes tendencias y modas en el arte hubo interesantes trabajos que fueron más allá de la frivolidad y el mercadeo (como el arte conceptual en Colombia).

En suma, el libro de Lésper no es valioso solo porque lo escriba una mujer que además es crítica de arte, es valioso porque entiende el uso de la crítica en función de los argumentos y la coherencia para establecer un marco claro hacia una discusión, un diálogo y un debate sobre los valores artísticos y sociales que nos dominan y que hemos aceptado sin cuestionamiento alguno. El trabajo de Lésper es un manifiesto contra el establecimiento de la especulación y el desconocimiento. Y sería un excelente punto de partida para cuestionar, entre otras cosas, la burbuja económica en la que se ha convertido el mercado del arte y preguntarnos si este necesita una regulación que venga desde el público y que este tome un rol más activo frente a los curadores, coleccionistas, museos, artistas y obras a partir de las herramientas que ofrece la crítica y así evitar caer en la lógica iracunda de algunos (dentro y fuera del ambiente artístico), que ante la crítica nunca toman la autocrítica como herramienta para mejorar sus trabajos o posturas sino que optan por la victimización para legitimar la intolerancia de sus discursos. 


Lésper y el omnipresente discurso de algunos de sus detractores




[1] Crítica de arte mexicana, profesora de arte de la UNAM.
[2] Publicado por la Editorial El Malpensante en  2015. Actualmente se puede descargar de manera gratuita en http://www.avelinalesper.com/
[3]sobre el concepto Arte Contemporáneo”. Lucas Ospina, Revista Arcadia, 2015/03/02. https://www.revistaarcadia.com/opinion/columnas/articulo/sobre-concepto-arte-contemporaneo/41163
[4] Al respecto podemos mencionar otras visiones que concuerdan con esta y abren otras perspectivas como el documental de Banksy ExitThrough the Gift Shop (2010),  también en Ortega y Gasset en “La Deshumanización del Arte” (1925) , Eric Hobsbawm en su libro “Un tiempo de rupturas, sociedad y cultura en el siglo XX” (2013) en  "¿hacia dónde van las artes?" y en el video "Do you want to" de la banda Franz Ferdinand.




martes, 6 de agosto de 2019

TRIPPIN´ POR BACATÁ 







La nota decía: “Como le había comentado, hoy es el día de la unión de Sue y Chía, ósea del eclipse. Y pues, voy a verlo en el zócalo de Bochica frente del Capitolio de los Zipas y la Catedral Primada de Bachué. Si va, le guardo puesto, fresco. Como usted es nuevo en Bacatá, no vaya por los dominios de Huitaca en Doña Juana, mejor, llegue por la Calle del Comercio, y cruce las aguas del Vicachá. Si ve huecos en las vías son por el paso del furioso Chibchacúm. No olvide tomar el Transmi-bus de los doce caciques[1].









[1] Escrito participante de “Bogotá en 100 palabras” .