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sábado, 7 de noviembre de 2020

          LENGUAS DE FUEGO


Una interesante historia sobre cómo el mensaje de Jesús se dispersó por todo el mundo se nos presenta en la biblia: “Durante el día de la Fiesta de Pentecostés, todos estaban juntos en el mismo lugar.  De repente se oyó un ruido desde el cielo, como el de una fuerte ráfaga de viento, y llenó toda la casa donde estaban sentados. Y vieron aparecer algo similar a lenguas de fuego que se fueron repartiendo y posando, una sobre cada uno de ellos”. Hechos: 2: 1-4.

Como lo muestra esta cita bíblica luego de la muerte material de Jesús, el espíritu santo se multiplicó en lenguas de fuego sobre los primeros practicantes del cristianismo primitivo con el objetivo de que estos adquirieran el manejo de todas las lenguas del mundo y así se multiplicara el mensaje de amor, fraternidad y renovación espiritual. Estos nuevos apóstoles escribieron, oralizaron e iniciaron un proceso que necesariamente se convirtió en disruptivo desde entonces. Muchos de ellos tratando de cumplir su misión murieron perseguidos por sus semejantes negadores de la verdad revelada otros perecieron devorados por los leones dentro de los espectáculos públicos del imperio romano. En el mejor de los casos fueron perseguidos y difamados pública y privadamente.

El episodio de Las lenguas de fuego puede ser interpretado (libre y arbitrariamente, por supuesto) como una bonita fábula sobre la lucidez y su relación con un ambiente conformista. A partir de allí podemos trasladar dicha interpretación a nuestro contexto y encontrar algunos poseedores de la mencionada condición de Lenguas de Fuego. La lucidez no siempre se muestra de manera amable o popular, no siempre sus ejemplos son lo más empáticos, sobre todo en estos tiempos donde la dictadura de la corrección política pretende marcar la pauta ética en buena parte de la opinión pública.

Dentro de la hipotética categoría de Lenguas de Fuego están aquellos intelectuales poseedores de personalidades rocosas, poco simpáticas, con una lengua crítica de sus contemporáneos y que además escriben brillantemente; asimismo, tienen esa facilidad para incomodar con sus presencias a sus detractores o aquellos activistas de lo políticamente correcto.   

Este escrito no pretende evaluar el grado de veracidad o moralidad respecto de los argumentos o de las tesis de las publicaciones de los mencionados. Más bien destacar algunos valores estéticos y contestatarios de los reseñados que han hecho de sus obras y personalidades referentes y/o  paradigmas del panorama académico y político y social del país.

Fernando Vallejo

Fernando Vallejo es uno de los escritores más conocidos dentro y fuera de Colombia. Sus opiniones, libros, películas y columnas siempre tienen como punta de lanza agudas críticas a la realidad nacional y sus correspondientes actores. En sus obras el límite de la crítica no parece mostrarse, más bien parece ser un recurso más que fértil para estructurar una sólida narrativa donde el dolor, la ira, la injusticia, la violencia, el amor y la paradoja juegan una interesante y valiosa interacción que no gratuitamente logran una filiación casi religiosa en los lectores. Vallejo ha dado muestras de ser un estudioso consagrado de los temas que desarrolla en sus obras, las cuales han sido premiadas  y reconocidas por ser prueba de brillantez, sagacidad y especialmente de lo políticamente incorrecto.  

En los últimos años Vallejo ha sido uno de los personajes más activos de la opinión política del país. De hecho, desde el lanzamiento y posterior éxito de la película “La virgen de los sicarios” (de la cual fue guionista) le permitió de manera colateral dar a conocer en Colombia su malograda carrera como director de cine. Además, el escándalo que despertó la cinta en los medios de comunicación tradicionales (y tradicionalistas) del país no opacó el éxito comercial tanto del filme como de la novela. 

Su premio Rómulo Gallegos de 2003 por su magistral obra “El Desbarrancadero” (2001) lo puso  en el panorama de la literatura nacional de la cual hasta ese entonces no era más que un paria. Condición que el autor posteriormente reforzó en los medios de comunicación colombianos; aún recuerdo la parsimonia de sus respuestas en Caracol Radio ante los insultos de algunos oyentes y muchos periodistas que no aceptaban de su lengua de fuego la proclama de su mensaje de ateísmo y fraternidad hacia los animales, de la infinita desgracia de haber nacido en Colombia, de la renuncia a las prohibiciones sobre el deseo y de la lapidación de los políticos, en especial del “granuja” disfrazado de salvador, Álvaro Uribe . En sus respuestas lo rocambolesco y lo honesto convivian sin interferencia alguna. Sus peroratas dejaban en claro la intención soterrada y abierta de crear una leyenda sobre sí mismo haciendo el rol infatigable de “sonsacador de verdades”.   

Respecto a los libros de Vallejo, es importante decir que no es una obligación estar de acuerdo con lo que escribe en sus obras para destacar su capacidad a la hora de crear literatura. Vallejo es un provocador, pero un provocador brillante, obras como “El Mensajero”, “La Puta de Babilonia”, “Almas en pena Chapolas negras”, entre otras así lo demuestran. Su trabajo es transgresor de lo políticamente correcto; es muy difícil no sentirse “tocado” y al mismo tiempo maravillado por la bella prosa que adorna la indignación y la ira que resplandece allí.    

La obra de Vallejo pone de manifiesto la valía de un lúcido pesimista que con una acertada y lapidaria sentencia ha sabido interpretar a la manera de un profeta del fatalismo los tiempos pasados y futuros de este querido país: “Colombia siempre estará peor”

Iván Mejía Álvarez

Iván Mejía Álvarez durante casi dos décadas fue uno de los reyes de la sintonía deportiva en la radio de Colombia. Sus ácidos comentarios sobre la dirigencia del futbol, jugadores, técnicos, periodistas deportivos, políticos entre otros, fueron unos de sus mayores atractivos a la hora de realizar sus famosos programas deportivos del medio día en el AM. Pero fue con la creación del programa deportivo “El pulso del fútbol a finales de 1999 que vino su consagración en el mundo de los medios. La dupla que hizo durante 15 años con Hernán Peláez fue uno de los más grandes éxitos comerciales de Caracol Radio. Pero el “gordo” como es conocido, no solamente se caracterizaba por su criticas mordaces a jugadores, técnicos, directivos, colegas, hinchas y políticos sino además por sus interesantes análisis tácticos que se destacaban por utilizar un lenguaje sencillo y práctico para la audiencia, alejado de las catilinarias pretenciosas de otros periodistas que se autodenominan hasta el día de hoy como “profesores” sin serlo.

Toda su carrera escribió en la prensa escrita. En su última etapa como periodista fue columnista de El Espectador, y su columna “simplemente fútbol”, tenía además de su característico tono crítico  una marcada predilección estilística cercana a la del reconocido periodista español Ramón Besa. Mejía vivió durante la década del 70 dos años en Barcelona como uno de tantos inmigrantes en búsqueda de fortuna, su experiencia no fue en vano, allí conoció el fútbol total de Johann Cruyff y además no desaprovechó su oportunidad ser corresponsal freelance de varias publicaciones colombianas y sobrevivir al mismo tiempo como un sudaca que se le media a todo.

De vuelta a Colombia y durante varias décadas “el gordo” llevó el mote de ser “el periodista más odiado de Colombia”, y sus procesos legales en la fiscalía fueron un hecho habitual en su carrera de radio y tv. Mejía posiblemente sea el periodista deportivo con más demandas y amenazas de muerte en la historia del país. Famosas son sus críticas a “la rosca paisa” en la década del 90 y sus denuncias de corrupción en el futbol colombiano (como los episodios de reventa de boletas por parte de directivos de la FCF en el mundial de Francia 98) y sus guerras dialécticas con el eterno presidente de la Difútbol Álvaro Gonzales, y con los sucesivos presidentes de la Federación Colombiana de Futbol desde 1996 con la malograda presidencia de Álvaro Fina.  

Además de esto, no hay que olvidar que fue Mejía el único periodista que no  hizo parte del sequito de fanáticos y aduladores de José Néstor Pekermán durante su periodo como técnico de la selección Colombia. Es más, hizo manifiesta su inconformidad con la manera en que el técnico hacia las convocatorias de jugadores desconocidos que sospechosamente luego eran vendidos al exterior. Entre 2012 y 2018 años en los que Pekermán fue técnico de la selección Colombia, Mejía denuncio una red de representantes deportivos que usaban la selección para hacer negocios con los pases de jugadores y lucrarse a través de las convocatorias y los partidos amistosos. Dicha red estaba supuestamente encabezada por Pascual Lezcano, familiar y representante de Pekermán.  

A pesar de la intención de Caracol Radio por renovar su contrato, en diciembre de 2018 y luego de 50 años de periodismo Mejía decide oficialmente retirarse de la profesión no sin antes anunciarles a sus seguidores, enemigos y detractores que si bien su voz ya no estaría en el dial, sus trinos seguirían la senda de actitud crítica y  pensamiento independiente y lengua lacerante que siempre caracterizó su opinión. 


Gustavo Álvarez Gardeazábal

El rol más mediático de Gustavo Álvarez Gardeazábal se dio durante su paso por el programa de radio “La Luciérnaga” entre 2006 y 2014. No obstante, dentro de sus amplia producción literaria algunas de sus obras como “El Divino” (1986), “El Bazar de los idiotas” (1974) o la famosa “Cóndores no entierran todos los días” (1972) han sido referentes de la literatura, la tv y el cine hechos en Colombia durante el siglo XX.

Su vida política estuvo marcada por episodios cuasi novelescos muy cercanos a los que casi siempre representa en sus obras, como por ejemplo su destitución como gobernador del Valle por la venta de una escultura, su posterior encarcelamiento por enriquecimiento ilícito en 1999 y el posterior retiro de la visa americana. También ha sido uno de los muy pocos, tal vez el único candidato a un cargo público que se declaró abiertamente homosexual en una época donde era muy complicado asumir públicamente una condición sexual para acceder un cargo de elección popular. Lo cual se dio como respuesta a sus detractores que asumían su incapacidad para asumir el cargo por su condición sexual. Gardeazábal enfrentó solo estas batallas en la década del 90 (sin necesidad de asumirse como víctima o buscando la reivindicación a través de un colectivo justiciero como sucede ahora).

La obra literaria de Álvarez Gardeazábal es una extensión de su personalidad y se caracteriza por mezclar magistralmente lo picaresco con lo atávico y lo popular. Gardeazábal ha sabido explotar las mieles de la polémica en función del reconocimiento de su obra. Su figura mediática siempre ha estado en el ojo del escándalo con sus chismes, comentarios, opiniones, críticas y obsesiones, una de ellas la relación entre el deseo carnal y lo sacrosanto (La Misa ha Terminado, 2014).

Además de su talento como escritor, Gardeazábal ha demostrado astucia para moverse en el mundo político y publicar algunas de sus más oscuras tramas; una de ellas el episodio de la muerte de Pedro Juan Moreno, que para Gardeazábal fue un asesinato provocado por la desilusión del consejero frente a sus copartidarios y su jefe político, lo cual representaba un riesgo para el régimen (de entonces y de ahora). La versión del accidente no fue más que un mal chiste. Hace un tiempo el escritor fue entrevistado por algo que muchos de sus seguidores y detractores creen y su respuesta como la mayoría de sus obras no defraudó :

¿Qué opina de quienes dicen que usted es un gran escritor pero una mala persona?

GAG: Que es muy probable que eso sea cierto. No hay que negar lo que uno es.[1]

Renán Vega Cantor

Renán Vega Cantor es un académico reconocido en el ambiente de las ciencias sociales a nivel nacional. Es un docente laureado y con méritos de sobra para desempeñar su trabajo. Más allá de esto, la vista sobre su obra presenta un ejemplo de lo que se podría calificar como la visión más clásica (por no decir la más radical) del marxismo post revolución rusa. 

Vega no es el único marxista declarado de una generación de izquierda que sin duda ha marcado un punto de inflexión en nuestro país. Tampoco es menos cierto que después de la caída formal de la Unión Soviética en 1991 y el fin de la mayoría de partidos comunistas la mayoría de intelectuales de izquierda en general  y comunistas en particular buscaron y lograron migrar de ideología y hacer un “borrón y cuenta nueva” dentro del nuevo orden mundial, sus bibliografías y dentro de sus hojas de vida.  Vega lejos de integrar esta migración ideológica y fiel a sus convicciones no solamente se mantuvo dentro del marxismo clásico sino que radicalizó sus posturas frente al capitalismo y al imperialismo estadounidenses y los movimientos políticos y económicos como el neoliberalismo. No obstante, fueron ambiguas sus posturas a la hora de criticar las contradicciones ideológicas y económicas de fenómenos dialécticos y populistas como el “socialismo del siglo XXI”.   

Algunas de sus publicaciones presentan un interesante desarrollo dentro de su trabajo como historiador, me refiero a “El Panamá Colombiano en la Repartición Imperialista” y los cuatro volúmenes de “Gente muy rebelde”. Este último (aunque más ambiciosos en su desarrollo y temas tratados) inspirado metodológicamente en “Gente poco corriente” de Eric Hobsbawm. Este hecho que fue  mencionado en una reseña del Anuario Colombiano de Historia Social y de la Cultura, originó una vehemente respuesta de Vega que inició así:Aunque no tengo la costumbre de responder reseñas, porque me parece que debería dejarse proceder sin restricciones a la crítica cuando es independiente y seria, he creído necesario referirme al comentario de Ricardo Sánchez sobre Gente muy rebelde que apareció en el Anuario Colombiano de Historia Social y de la Cultura No. 31, por su irresponsabilidad y su falta de rigor”.[2] Sobra decir que Vega es un polemista por vocación frente a sus contradictores.

Tanto sus obras como sus clases cuentan con un tono irónico, crítico, contestatario y la verdad no aparece a la vista un cambio sustancial en su discurso sino más bien, una profundización y diversificación de sus catilinarias antimperialistas y anticapitalistas del mundo actual.  Lo cual además de marcar un estilo permite una visión disonante pero legítima desde la interpretación marxista de la historia. Figuras como las de Renán Vega son necesarias y útiles dentro y fuera de la academia porque presentan otra visión , otra narrativa ideológica que en el ejercicio del análisis son imperativas para fomentar un diálogo amplio y democrático sobre nuestra realidad nacional y global. Vega es un intelectual riguroso, un poco dogmático, no obstante, su voz y comentarios y opiniones alimentan el fuego del debate político que siempre debería luchar por ser democrático especialmente con los críticos implacables de los valores que le dan sentido al sistema; uno de ellos, el profesor Vega.

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Estos son los primeros integrantes de una selecta lista donde las personalidades brillan además de su conocimiento, trabajo y mérito por la acidez de sus postulados y por lo incendiario y luminoso de sus lenguas aun a pesar de la verdad relativa de sus afirmaciones y posturas. 

[1] https://www.semana.com/nacion/articulo/en-plata-blanca-con-gustavo-alvarez-gardeazabal/377276-3/

[2] Ver: https://www.redalyc.org/pdf/1271/127112581026.pdf