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viernes, 1 de enero de 2021

 MEMORABILIA VIII:

MEMORIAS INTERESANTES: JARAMILLO URIBE Y HOBSBAWM


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En 2002 Eric Hobsbawm publicó su autobiografía “Años Interesantes, una Vida en el Siglo XX”, y esta despertó una suerte de impulso hacia otros historiadores para publicar sus memorias; lo cual fue un hecho afortunado y refrescante dentro del mundo editorial. En Colombia, la publicación de “Memorias Intelectuales” (2007) de Jaime Jaramillo Uribe hizo parte de esta pequeña ola de biografías y autobiografías de grandes historiadores del siglo XX.[1]

Tanto Hobsbawm como Jaramillo Uribe han sido figuras determinantes en sus respectivos contextos académicos. Si bien sus discursos ideológicos fueron relativamente distintos con el paso del tiempo, la comparación entre sus obras autobiográficas en especial, es indisociable de su lectura debido a algunos interesantes puntos de encuentro; además de compartir el hecho de haber nacido en 1917, sus memorias presentan desde su comienzo, un interesante panorama en el que las vivencias de dos jóvenes de clase media suburbanas (Hobsbawm en los suburbios de Viena , Berlín y Londres y Jaramillo Uribe en Pereira y Bogotá) experimentan un siglo convulsionado y caracterizado por los dogmas y los ascensos de las derechas e  izquierdas a nivel mundial; dicha narrativa abarca la etapa de postguerra y la segunda guerra mundial desde puntos geográficos diferentes pero con visiones concordantes en términos de la lectura sobre la geopolítica de entonces. Unido a lo anterior, se encuentra la militancia juvenil de ambos contra el fascismo imperante en los círculos políticos y estudiantiles de sus respectivas sociedades durante la agitada década del treinta y cuarenta del siglo XX.

“De todos los compañeros de ruta de los años cuarenta, que tantas ilusiones nos habíamos forjado sobre el socialismo en la Unión Soviética, Frank Mejía fue el primero en darse cuenta de lo que en realidad era el régimen de Stalin. Allí lo que había – decía insistentemente- era una dictadura afrentosa que había anulado las extraordinarias potencialidades creadoras que todavía tenía Rusia en los comienzos de la revolución….Stalin –solía decir Frank- era simplemente un tirano y nada más”.[2]

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Para cualquier lector ya sea neófito o experto, es válido y provocador intentar hacer comparaciones y paralelismos, por cuanto ambas obras permiten además de ampliar el análisis de sus trabajos académicos, exponer aspectos de sus personalidades a través de por ejemplo, sus intereses, ideales, sueños, aspiraciones, gustos musicales y hasta sus proyectos afectivos y de familia. Es decir, Lo que se evalúa en este tipo de trabajos desde la perspectiva del lector son los datos interesantes y poco conocidos que se aportan en aras de la configuración de una visión más amplia sobre el trabajo del autor y su contexto. En ambos libros podemos encontrar episodios que lejos del formalismo académico dan a estos relatos de vida además de vitalidad y virtuosismo, una lectura más personal de los fenómenos que hicieron parte de sus respectivos contextos generacionales.

“…En América Latina, especialmente en los medios juveniles y estudiantiles, como resultado de la revolución Cubana se expandió el culto a sus dos figuras dirigentes, Fidel Castro y el médico argentino Ernesto Guevara, más conocido por su nombre de combate, el Che Guevara. Los estudiantes de mi generación que militábamos en la izquierda teníamos en nuestros cuartos un retrato de Lenin. Los de la década del setenta tenían uno o varios de la romántica figura del Che Guevara.

Según el sociólogo francés Raymond Aron, todos estos movimientos eran inspirados por lo que él llamaba las tres emes: Marx, Mao y Marcuse. De estos, el más leído y el que llegó a tener mayor influencia, sobre todo en los medios universitarios e intelectuales de los Estados Unidos, fue Herbert Marcuse”. [3]

Los seres humanos en general y los estudiantes en particular tenemos por costumbre deshumanizar a las personalidades que solemos admirar, proveerlas de rasgos tan cercanos a la perfección que en el momento de tratar de analizarles o criticarles tanto en el plano ideológico como en el académico encontramos que inútilmente hemos construido una quimera exótica e impersonal que casi siempre impide ir más allá de la misma imagen que hemos hecho sobre alguien. Para ese defecto, siempre corregible, por supuesto, es útil y necesario leer, analizar, criticar y comparar este par de memorias. Además de lo anterior, soy un convencido que las biografías y las autobiografías profusamente descriptivas y bellamente escritas (como las citadas), pueden lograr sin proponérselo motivar al lector (común o experto) a través de un relato de vida a confiar en sus capacidades para materializar algo no desde lo ejemplarizante del relato sino desde la experiencia autocrítica y vivencial de quienes escriben.

La valía de estas dos obras radica en el hecho de que no tienen la pretensión de fundar o refundar una obra o una vida a través de catilinarias adjetivadas sobre su trabajo y sus figuras como intelectuales, sino la de mostrar el lado más constante de sus vidas, el cual no fue otro que el de dos seres humanos con necesidad de sobrevivir (material e intelectualmente), aprender, conocer y explicar el contexto que les rodeaba. En otras palabras, la gran virtud y utilidad de estos libros es el de desnudar brillantemente a los protagonistas desde sus experiencias y subjetividades[4].

“Nada en Londres tenía la carga emotiva de esa época, excepto la música, a la que me introdujo mi primo Denis, estudiante de viola, y que solíamos escuchar en un gramófono de manivela en la buhardilla de la casa de su madre….discutíamos sobre un estilo musical con la intensidad típica del apasionamiento adolescente mientras tomábamos latas de leche condensada muy azucarada (no recomendada para bebes) y tazas de té: el hot jazz. Aún no había mucha música de ese tipo en el mercado, y desde luego, dado nuestro presupuesto económico, tanto daba si la había o no. Los adolescentes que en 1933 tenían más probabilidades de ser seducidos por el jazz, raramente tenían la posibilidad de comprarse más que unos cuantos discos, y menos aún la de coleccionarlos”[5].     

La estructura de “Memorias Intelectuales” de Jaramillo Uribe, comprende cuatro partes: “Los años de formación” (capítulos I al VI), “La experiencia europea y los años cincuenta en Colombia” (del VII al IX), “Academia y producción intelectual” (del X al XIV), y “Entre Europa, Colombia y América Latina” (del XV al XVII); un total de diecisiete capítulos. “Años interesantes” es un poco más extensa en capítulos, cuenta con 23, además de una sección de notas bibliográficas y un muy útil índice alfabético para rastrear nombres y apellidos.      


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En las páginas de la autobiografía de Hobsbawm podemos encontrar una interesante respuesta a una de las preguntas más reiterativas respecto de su militancia luego de la  caída de la Unión Soviética, esta es la que se refiere a su permanencia en el partido comunista a pesar del cierre parcial de este en 1992. Su respuesta es tan inesperada como honesta:  

“Para una persona que se integró en el movimiento desde donde yo lo hice  y cuando yo lo hice, romper con el partido (comunista) resultaba sencillamente más difícil que para los que ingresaron más tarde en él o lo hicieron desde otro lugar. En último término, sospecho que ese fue el motivo de que decidiera seguir en él. Nadie me obligó a salir y las razones para irme no eran lo bastante fuertes. Pero – y ahora hablo más como autor de mi biografía que como historiador-, no debo olvidar un sentimiento íntimo: El orgullo. Quitarme de encima el sambenito de pertenecer al partido (comunista) habría mejorado mis perspectivas de éxito profesional, especialmente en Estados Unidos. Me habría resultado fácil escabullirme  a la chita callando. Pero logre probarme a mí mismo que podía alcanzar el éxito- ,  a pesar de dicho sambenito y en plena Guerra Fría. No es que defienda esa forma de egoísmo, pero tampoco puedo negar su fuerza. Así que me quedé” [6]

Explicaciones traídas desde el interior de las emociones como la anterior no solo solucionan viejas polémicas sino además mantienen la atención del lector sobre la narrativa que presenta el libro. En el caso de Jaramillo Uribe y su visión sobre el marxismo no es menos interesante:

“A pesar de mi abrumadora carga docente y administrativa por esos años (década del 60) resolví hacer una lectura más sistemática y profunda de Marx….Mi conclusión (…), fue que en el pensamiento de Marx había tanto utopismo como en autores como Fourier, a quienes Marx había calificado y criticado como tales. No podía sacarse otra conclusión de su idea, tan fervorosamente compartida por su amigo y colaborador Federico Engels, de que con el advenimiento del socialismo desaparecerían las tres instituciones que constituían las bases de la sociedad burguesa; a saber: la familia, la propiedad privada, y el Estado. Una vez eliminado el capitalismo, y tras un corto periodo de transición, la humanidad podría dedicarse al goce de los placeres intelectuales y artísticos, y el Estado solo tendría la tarea de administrar los bienes colectivos y no la de controlar ni menos, la de reprimir a su miembros.

La misma conclusión podía sacarse de su teoría, aparentemente, más científica, de que por su propia dinámica, dada por la competencia entre los capitalistas, la tasa de ganancia iría decreciendo hasta llegar a un punto en que el sistema ya no sería viable y por lo tanto llegaría a su fin. Tampoco se cumplió su sombría predicción de que, por la esencia del sistema, los salarios delos trabajadores se mantendrían a un nivel de mera subsistencia que perpetuaría su miseria…… (Marx y sus compañeros de luchas) no sospecharon que la dinámica del sistema o llevaría a conquistar niveles de producción que desembocarían en lo que modernamente se ha llamado la sociedad de consumo”.[7]    

Como bien sabemos, la autobiografía y por consiguiente la biografía son géneros literarios que transitan entre la historia y la literatura; y dentro de este rubro este par de libros con sus méritos literarios dejan en el lector una experiencia grata, especialmente en Jaramillo Uribe y trascendental a la altura de una novela moderna en el caso de Hobsbawm. Hay dos visiones, dos estilos y dos enfoques sobre un mismo género literario. En ambos casos el lector sale ganando. 



4

A la hora de hacer paralelismos, debo decir que hay uno en especial que me llamo la atención, me refiero a la estructura narrativa de los textos y preferiblemente a sus estilos. Si existiera un término  que describiera las memorias de Jaramillo Uribe este sería la de lacónico[8]. Y en ese sentido tiene marcadas diferencias con el libro de Hobsbawm, que es más extenso y descriptivo en su prosa. Es posible que el hecho de sus edades a la hora de redactar sus memorias hubiese influido en los autores, en especial es claro esto en Jaramillo Uribe respecto al momento de referirse al fallecimiento de su hijo y su esposa. Cosa diferente ocurre con Hobsbawm quien asume su feura como uno de los motivos indirectos que lo llevaron a concentrarse en su militancia, además de relatar brevemente y sin tapujos aspectos personales como su vida sexual temprana y su paternidad extramatrimonial negada por la madre del infante. No cabe duda que una de las conclusiones más obvias que se pueden sacar de estos dos trabajos es que tanto Hobsbawm cómo Jaramillo Uribe representan en sus vidas y obras el actuar y el perfil clásico (y extinto por demás) del intelectual por excelencia del siglo XX. Lo cual no es poco a la hora de evaluar la influencia y la valiosa contribución de sus trabajos a la historiografía moderna. Se podría afirmar sin temor que ambas memorias representan un digno colofón a sus obras y sus reputados apellidos. En ambos casos la lectura de estos libros depara un rumbo seguro y apasionante con marcados acentos.

El gran biógrafo Stefan Zweig solía afirmar refiriéndose al caso de  Honoré de Balzac[9] : “(que) la biografía de un hombre no puede ser ni más ni menos que el reflejo de su propia existencia”, pues bien, trabajos como estos muestran sin esfuerzo la valía de este género literario en función de analizar el contexto y legado de una obra y representan un punto de referencia sobre el cómo escribir con rigurosidad histórica desde la subjetividad, el criterio y la memoria.   

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 



[1] Como por ejemplo la biografía escrita por la historiadora italiana Giuliana Gemelli: “Fernand Braudel: Biografía Intelectual y Diplomacia de las Ideas”, 2005, Ed Universitat de València.

[2] Jaime Jaramillo Uribe, Memorias Intelectuales, 2007, Pág. 61

[3] Jaime Jaramillo Uribe, Memorias Intelectuales, 2007, Pág. 167.

[4] A propósito de esto, la viuda de Eric Hobsbawm, Marlene Hobsbawm publicó en 2019 “Meet me in Buenos Aires” un libro de memorias en el que expone además de su vida intelectual y política como funcionaria de la ONU, la historia de pareja y familiar junto al historiador británico. ver: https://www.theguardian.com/books/2019/nov/16/marlene-hobsbawm-memoir-meet-me-in-buenos-aires-eric-hobsbawm

[5] Eric Hobsbawm, Años interesantes, una vida en el siglo XX, 2002, Pág. 83.

[6] Hobsbawm, Años Interesantes, una vida en el siglo XX , 2002, Pág. 205

[7] Jaime Jaramillo Uribe, Memorias Intelectuales, 2007, Pág. 169.

[8] Lacónico: Que es breve o conciso.

[9] Stefan Zweig, Balzac. La novela de una vida, Paidós, 2005.

jueves, 10 de diciembre de 2020

 DISTRITO OCHO

Ese pasquín de Distrito 8 que está en la mesa siempre trae historias raras. La otra vez leí una que se llamaba “La Transformación Local”. Era sobre un viejo llamado Gregorio que se volvió famoso por tomarse una foto con el presidente Kennedy, por allá en el 61 cuando fundaron el barrio. Trabajaba vendiendo lotería y apareció muerto en su casa aquí cerca. Si mal no recuerdo, el viejo se convirtió en un bicho o algo así, o se enfermó del corona-bicho. Igual, no me gustó esa historia. Suficiente tengo con eso que sale en la tele sobre la cuarentena.[1]


[1] Escrito participante de Bogotá en 100 palabras.

sábado, 7 de noviembre de 2020

          LENGUAS DE FUEGO


Una interesante historia sobre cómo el mensaje de Jesús se dispersó por todo el mundo se nos presenta en la biblia: “Durante el día de la Fiesta de Pentecostés, todos estaban juntos en el mismo lugar.  De repente se oyó un ruido desde el cielo, como el de una fuerte ráfaga de viento, y llenó toda la casa donde estaban sentados. Y vieron aparecer algo similar a lenguas de fuego que se fueron repartiendo y posando, una sobre cada uno de ellos”. Hechos: 2: 1-4.

Como lo muestra esta cita bíblica luego de la muerte material de Jesús, el espíritu santo se multiplicó en lenguas de fuego sobre los primeros practicantes del cristianismo primitivo con el objetivo de que estos adquirieran el manejo de todas las lenguas del mundo y así se multiplicara el mensaje de amor, fraternidad y renovación espiritual. Estos nuevos apóstoles escribieron, oralizaron e iniciaron un proceso que necesariamente se convirtió en disruptivo desde entonces. Muchos de ellos tratando de cumplir su misión murieron perseguidos por sus semejantes negadores de la verdad revelada otros perecieron devorados por los leones dentro de los espectáculos públicos del imperio romano. En el mejor de los casos fueron perseguidos y difamados pública y privadamente.

El episodio de Las lenguas de fuego puede ser interpretado (libre y arbitrariamente, por supuesto) como una bonita fábula sobre la lucidez y su relación con un ambiente conformista. A partir de allí podemos trasladar dicha interpretación a nuestro contexto y encontrar algunos poseedores de la mencionada condición de Lenguas de Fuego. La lucidez no siempre se muestra de manera amable o popular, no siempre sus ejemplos son lo más empáticos, sobre todo en estos tiempos donde la dictadura de la corrección política pretende marcar la pauta ética en buena parte de la opinión pública.

Dentro de la hipotética categoría de Lenguas de Fuego están aquellos intelectuales poseedores de personalidades rocosas, poco simpáticas, con una lengua crítica de sus contemporáneos y que además escriben brillantemente; asimismo, tienen esa facilidad para incomodar con sus presencias a sus detractores o aquellos activistas de lo políticamente correcto.   

Este escrito no pretende evaluar el grado de veracidad o moralidad respecto de los argumentos o de las tesis de las publicaciones de los mencionados. Más bien destacar algunos valores estéticos y contestatarios de los reseñados que han hecho de sus obras y personalidades referentes y/o  paradigmas del panorama académico y político y social del país.

Fernando Vallejo

Fernando Vallejo es uno de los escritores más conocidos dentro y fuera de Colombia. Sus opiniones, libros, películas y columnas siempre tienen como punta de lanza agudas críticas a la realidad nacional y sus correspondientes actores. En sus obras el límite de la crítica no parece mostrarse, más bien parece ser un recurso más que fértil para estructurar una sólida narrativa donde el dolor, la ira, la injusticia, la violencia, el amor y la paradoja juegan una interesante y valiosa interacción que no gratuitamente logran una filiación casi religiosa en los lectores. Vallejo ha dado muestras de ser un estudioso consagrado de los temas que desarrolla en sus obras, las cuales han sido premiadas  y reconocidas por ser prueba de brillantez, sagacidad y especialmente de lo políticamente incorrecto.  

En los últimos años Vallejo ha sido uno de los personajes más activos de la opinión política del país. De hecho, desde el lanzamiento y posterior éxito de la película “La virgen de los sicarios” (de la cual fue guionista) le permitió de manera colateral dar a conocer en Colombia su malograda carrera como director de cine. Además, el escándalo que despertó la cinta en los medios de comunicación tradicionales (y tradicionalistas) del país no opacó el éxito comercial tanto del filme como de la novela. 

Su premio Rómulo Gallegos de 2003 por su magistral obra “El Desbarrancadero” (2001) lo puso  en el panorama de la literatura nacional de la cual hasta ese entonces no era más que un paria. Condición que el autor posteriormente reforzó en los medios de comunicación colombianos; aún recuerdo la parsimonia de sus respuestas en Caracol Radio ante los insultos de algunos oyentes y muchos periodistas que no aceptaban de su lengua de fuego la proclama de su mensaje de ateísmo y fraternidad hacia los animales, de la infinita desgracia de haber nacido en Colombia, de la renuncia a las prohibiciones sobre el deseo y de la lapidación de los políticos, en especial del “granuja” disfrazado de salvador, Álvaro Uribe . En sus respuestas lo rocambolesco y lo honesto convivian sin interferencia alguna. Sus peroratas dejaban en claro la intención soterrada y abierta de crear una leyenda sobre sí mismo haciendo el rol infatigable de “sonsacador de verdades”.   

Respecto a los libros de Vallejo, es importante decir que no es una obligación estar de acuerdo con lo que escribe en sus obras para destacar su capacidad a la hora de crear literatura. Vallejo es un provocador, pero un provocador brillante, obras como “El Mensajero”, “La Puta de Babilonia”, “Almas en pena Chapolas negras”, entre otras así lo demuestran. Su trabajo es transgresor de lo políticamente correcto; es muy difícil no sentirse “tocado” y al mismo tiempo maravillado por la bella prosa que adorna la indignación y la ira que resplandece allí.    

La obra de Vallejo pone de manifiesto la valía de un lúcido pesimista que con una acertada y lapidaria sentencia ha sabido interpretar a la manera de un profeta del fatalismo los tiempos pasados y futuros de este querido país: “Colombia siempre estará peor”

Iván Mejía Álvarez

Iván Mejía Álvarez durante casi dos décadas fue uno de los reyes de la sintonía deportiva en la radio de Colombia. Sus ácidos comentarios sobre la dirigencia del futbol, jugadores, técnicos, periodistas deportivos, políticos entre otros, fueron unos de sus mayores atractivos a la hora de realizar sus famosos programas deportivos del medio día en el AM. Pero fue con la creación del programa deportivo “El pulso del fútbol a finales de 1999 que vino su consagración en el mundo de los medios. La dupla que hizo durante 15 años con Hernán Peláez fue uno de los más grandes éxitos comerciales de Caracol Radio. Pero el “gordo” como es conocido, no solamente se caracterizaba por su criticas mordaces a jugadores, técnicos, directivos, colegas, hinchas y políticos sino además por sus interesantes análisis tácticos que se destacaban por utilizar un lenguaje sencillo y práctico para la audiencia, alejado de las catilinarias pretenciosas de otros periodistas que se autodenominan hasta el día de hoy como “profesores” sin serlo.

Toda su carrera escribió en la prensa escrita. En su última etapa como periodista fue columnista de El Espectador, y su columna “simplemente fútbol”, tenía además de su característico tono crítico  una marcada predilección estilística cercana a la del reconocido periodista español Ramón Besa. Mejía vivió durante la década del 70 dos años en Barcelona como uno de tantos inmigrantes en búsqueda de fortuna, su experiencia no fue en vano, allí conoció el fútbol total de Johann Cruyff y además no desaprovechó su oportunidad ser corresponsal freelance de varias publicaciones colombianas y sobrevivir al mismo tiempo como un sudaca que se le media a todo.

De vuelta a Colombia y durante varias décadas “el gordo” llevó el mote de ser “el periodista más odiado de Colombia”, y sus procesos legales en la fiscalía fueron un hecho habitual en su carrera de radio y tv. Mejía posiblemente sea el periodista deportivo con más demandas y amenazas de muerte en la historia del país. Famosas son sus críticas a “la rosca paisa” en la década del 90 y sus denuncias de corrupción en el futbol colombiano (como los episodios de reventa de boletas por parte de directivos de la FCF en el mundial de Francia 98) y sus guerras dialécticas con el eterno presidente de la Difútbol Álvaro Gonzales, y con los sucesivos presidentes de la Federación Colombiana de Futbol desde 1996 con la malograda presidencia de Álvaro Fina.  

Además de esto, no hay que olvidar que fue Mejía el único periodista que no  hizo parte del sequito de fanáticos y aduladores de José Néstor Pekermán durante su periodo como técnico de la selección Colombia. Es más, hizo manifiesta su inconformidad con la manera en que el técnico hacia las convocatorias de jugadores desconocidos que sospechosamente luego eran vendidos al exterior. Entre 2012 y 2018 años en los que Pekermán fue técnico de la selección Colombia, Mejía denuncio una red de representantes deportivos que usaban la selección para hacer negocios con los pases de jugadores y lucrarse a través de las convocatorias y los partidos amistosos. Dicha red estaba supuestamente encabezada por Pascual Lezcano, familiar y representante de Pekermán.  

A pesar de la intención de Caracol Radio por renovar su contrato, en diciembre de 2018 y luego de 50 años de periodismo Mejía decide oficialmente retirarse de la profesión no sin antes anunciarles a sus seguidores, enemigos y detractores que si bien su voz ya no estaría en el dial, sus trinos seguirían la senda de actitud crítica y  pensamiento independiente y lengua lacerante que siempre caracterizó su opinión. 


Gustavo Álvarez Gardeazábal

El rol más mediático de Gustavo Álvarez Gardeazábal se dio durante su paso por el programa de radio “La Luciérnaga” entre 2006 y 2014. No obstante, dentro de sus amplia producción literaria algunas de sus obras como “El Divino” (1986), “El Bazar de los idiotas” (1974) o la famosa “Cóndores no entierran todos los días” (1972) han sido referentes de la literatura, la tv y el cine hechos en Colombia durante el siglo XX.

Su vida política estuvo marcada por episodios cuasi novelescos muy cercanos a los que casi siempre representa en sus obras, como por ejemplo su destitución como gobernador del Valle por la venta de una escultura, su posterior encarcelamiento por enriquecimiento ilícito en 1999 y el posterior retiro de la visa americana. También ha sido uno de los muy pocos, tal vez el único candidato a un cargo público que se declaró abiertamente homosexual en una época donde era muy complicado asumir públicamente una condición sexual para acceder un cargo de elección popular. Lo cual se dio como respuesta a sus detractores que asumían su incapacidad para asumir el cargo por su condición sexual. Gardeazábal enfrentó solo estas batallas en la década del 90 (sin necesidad de asumirse como víctima o buscando la reivindicación a través de un colectivo justiciero como sucede ahora).

La obra literaria de Álvarez Gardeazábal es una extensión de su personalidad y se caracteriza por mezclar magistralmente lo picaresco con lo atávico y lo popular. Gardeazábal ha sabido explotar las mieles de la polémica en función del reconocimiento de su obra. Su figura mediática siempre ha estado en el ojo del escándalo con sus chismes, comentarios, opiniones, críticas y obsesiones, una de ellas la relación entre el deseo carnal y lo sacrosanto (La Misa ha Terminado, 2014).

Además de su talento como escritor, Gardeazábal ha demostrado astucia para moverse en el mundo político y publicar algunas de sus más oscuras tramas; una de ellas el episodio de la muerte de Pedro Juan Moreno, que para Gardeazábal fue un asesinato provocado por la desilusión del consejero frente a sus copartidarios y su jefe político, lo cual representaba un riesgo para el régimen (de entonces y de ahora). La versión del accidente no fue más que un mal chiste. Hace un tiempo el escritor fue entrevistado por algo que muchos de sus seguidores y detractores creen y su respuesta como la mayoría de sus obras no defraudó :

¿Qué opina de quienes dicen que usted es un gran escritor pero una mala persona?

GAG: Que es muy probable que eso sea cierto. No hay que negar lo que uno es.[1]

Renán Vega Cantor

Renán Vega Cantor es un académico reconocido en el ambiente de las ciencias sociales a nivel nacional. Es un docente laureado y con méritos de sobra para desempeñar su trabajo. Más allá de esto, la vista sobre su obra presenta un ejemplo de lo que se podría calificar como la visión más clásica (por no decir la más radical) del marxismo post revolución rusa. 

Vega no es el único marxista declarado de una generación de izquierda que sin duda ha marcado un punto de inflexión en nuestro país. Tampoco es menos cierto que después de la caída formal de la Unión Soviética en 1991 y el fin de la mayoría de partidos comunistas la mayoría de intelectuales de izquierda en general  y comunistas en particular buscaron y lograron migrar de ideología y hacer un “borrón y cuenta nueva” dentro del nuevo orden mundial, sus bibliografías y dentro de sus hojas de vida.  Vega lejos de integrar esta migración ideológica y fiel a sus convicciones no solamente se mantuvo dentro del marxismo clásico sino que radicalizó sus posturas frente al capitalismo y al imperialismo estadounidenses y los movimientos políticos y económicos como el neoliberalismo. No obstante, fueron ambiguas sus posturas a la hora de criticar las contradicciones ideológicas y económicas de fenómenos dialécticos y populistas como el “socialismo del siglo XXI”.   

Algunas de sus publicaciones presentan un interesante desarrollo dentro de su trabajo como historiador, me refiero a “El Panamá Colombiano en la Repartición Imperialista” y los cuatro volúmenes de “Gente muy rebelde”. Este último (aunque más ambiciosos en su desarrollo y temas tratados) inspirado metodológicamente en “Gente poco corriente” de Eric Hobsbawm. Este hecho que fue  mencionado en una reseña del Anuario Colombiano de Historia Social y de la Cultura, originó una vehemente respuesta de Vega que inició así:Aunque no tengo la costumbre de responder reseñas, porque me parece que debería dejarse proceder sin restricciones a la crítica cuando es independiente y seria, he creído necesario referirme al comentario de Ricardo Sánchez sobre Gente muy rebelde que apareció en el Anuario Colombiano de Historia Social y de la Cultura No. 31, por su irresponsabilidad y su falta de rigor”.[2] Sobra decir que Vega es un polemista por vocación frente a sus contradictores.

Tanto sus obras como sus clases cuentan con un tono irónico, crítico, contestatario y la verdad no aparece a la vista un cambio sustancial en su discurso sino más bien, una profundización y diversificación de sus catilinarias antimperialistas y anticapitalistas del mundo actual.  Lo cual además de marcar un estilo permite una visión disonante pero legítima desde la interpretación marxista de la historia. Figuras como las de Renán Vega son necesarias y útiles dentro y fuera de la academia porque presentan otra visión , otra narrativa ideológica que en el ejercicio del análisis son imperativas para fomentar un diálogo amplio y democrático sobre nuestra realidad nacional y global. Vega es un intelectual riguroso, un poco dogmático, no obstante, su voz y comentarios y opiniones alimentan el fuego del debate político que siempre debería luchar por ser democrático especialmente con los críticos implacables de los valores que le dan sentido al sistema; uno de ellos, el profesor Vega.

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Estos son los primeros integrantes de una selecta lista donde las personalidades brillan además de su conocimiento, trabajo y mérito por la acidez de sus postulados y por lo incendiario y luminoso de sus lenguas aun a pesar de la verdad relativa de sus afirmaciones y posturas. 

[1] https://www.semana.com/nacion/articulo/en-plata-blanca-con-gustavo-alvarez-gardeazabal/377276-3/

[2] Ver: https://www.redalyc.org/pdf/1271/127112581026.pdf

jueves, 8 de octubre de 2020

VESTIDO DE CRISTAL

Ahora que lo pienso, esas pesadillas, esas fiebres y ese dolor en el pecho de los últimos tres días no eran por el “corona-bicho”. Yo siempre pensé que alguien que nació en el Barrio Ingles y que desde jovencita tuvo que trabajar de sirvienta en las casas del Norte no le pasaba estas cosas del inconsciente. Eso de soñar y de estar en trances. Soñé ver mi vida entera desde que era niña hasta cuando me les escapé a mis patrones y me vine a vivir aquí en esta pieza con mi tía. Hoy ya lo sé, Ya no más limpiarles a los ricos, ya no más, hoy supe mi destino.... confeccionar una línea de vestidos para licuadoras.



sábado, 3 de octubre de 2020

 DILUVIO


Al Señor Caído no le gusta que lo interrumpan en su sueño eterno y le encarguen de tareas en tierras ajenas. Bachué diosa suprema, sabia y celosa lo había dejado claro a los habitantes de Bacatá desde la última inundación. Por eso, decidió enclaustrarle en su montaña más alta. Pero con la llegada imprevista de la Hermana Muerte los herederos de los hijos fundadores fueron presa del pánico y de las eternas caricias del viento que arrastra el olvido. Por eso, recurrieron al cautivo Señor olvidando a  Bachué, madre primigenia e irascible. Desde entonces no ha parado de llover.    


miércoles, 3 de junio de 2020

ATSUSHI NAKAJIMA, EL ESCRITOR QUE SE CONVIRTIÓ EN GRULLA Y VOLÓ HACIA EL MAR DEL SUR

"Dos mujeres haciendo grullas en origami".Grabado de autor Anónimo

La literatura oriental tímidamente ha tomado una cierta notoriedad en el mercado  hispanoamericano en la última década. Puntualmente Japón lleva la delantera en este aspecto, debido a la notable calidad literaria de los varios escritores del país del sol naciente traducidos al español. No obstante, en Colombia el eco de los autores japonenses no es tan fuerte ni constante salvo uno que otro título de trascendencia global, no ha habido mucho entusiasmo en el ámbito local respecto de la ampliación del catálogo editorial de obras de escritores del país del sol naciente.

Es posible que esto se deba como lo indico el editor Álvaro Robledo en un artículo publicado en la revista Semana[1] a que “aparte de un cambio de percepción en el mundo, ha sido la dificultad para traducir autores japoneses. El japonés es probablemente uno de los idiomas más complejos por varias razones, entre ellas su carácter aglutinante, que proviene de una visión del mundo totalmente diferente de las demás culturas. Su historia se remonta a la religión Shinto, de corte animista y por tanto más cercana al chamanismo, para la que todas las cosas del universo tienen espíritu. Alma, si se prefiere. Y del sincretismo que tuvo esta religión con el budismo. Además de haber sido un país que vivió una suerte de dictadura militar por más de siete siglos. Estas razones, sumadas a una geografía y una topografía difíciles, siempre a merced de terremotos, tifones y tsunamis, y de un área cultivable mínima, hicieron de este país un territorio de personas que creen en la volubilidad de las cosas, en esa impermanencia de la que habla el budismo”. Lo cual aunque válido debe tomarse con beneficio de inventario pues aunque es claro que existen marcadas diferencias culturales entre Japón y Colombia no hay que olvidar que luego de la segunda guerra mundial y la decadencia del imperio japonés, es decir luego de 1945, la cultura expresada en los productos culturales del Japón se ha unido en masa y de manera cada vez más amplia al mercado de consumo cultural de occidente. Basta mencionar el auge de los animes, el manga, los videojuegos además de la gastronomía y la amplia gama de tecnología japonesa, entre muchos otros productos. Por tanto, es posible que este fenómeno se deba especialmente al temor económico de las grandes editoriales por aventurarse a invertir y promocionar a una literatura compleja y “desconocida” que además cuenta con un canon estilístico un tanto diferente al occidental en nuestro continente, es decir, abstenerse ante el alto costo económico de innovar en un mercado que ya es rentable con los autores locales. Situación diametralmente opuesta frente a mercados como el español, donde “la nueva ola de la literatura japonesa[2] ha sido un hecho en constante aumento y rentable desde hace casi una década.

Atsushi Nakajima
En este contexto, Hermida Editores es uno de esos sellos editoriales independientes españoles que se ha atrevido a publicar en nuestra lengua a un autor ya clásico de la literatura nipona; Atsushi Nakajima (Tokio, 1909-1942) es uno de esos escritores que hace parte de este grupo y que sin salirse del canon de los clásicos modernos y de postguerra ha dejado en su obra una marca interesante de estilo que se desarrolla mezclando las influencias de los escritores de occidente sin dejar de lado los temas tradicionales de la primera mitad del siglo XX nipón. Durante su corta vida, Nakajima además de ser escritor se desempeñó como profesor, traductor y empleado público del imperio Japonés, que para antes de 1945 extendía sus ambiciones imperiales a lo ancho de Asia continental y a lo largo del pacifico sur.

Tanto “La Mujer Pulpo, cuentos del mar del sur” (2017),  como  El poeta que rugió a la luna y se convirtió en tigre” (2017), son dos útiles e interesantes compilaciones que muestran un magistral y dispar uso de los recursos narrativos por parte del autor y que nos recuerdan especialmente en el segundo libro como modelos narrativos muy parecidos al “realismo mágico” ya existían y eran usados con similar maestría.



“La Mujer Pulpo, cuentos del mar del sur(2017),  Además de contar con una majestuosa portada, (dos pequeños barcos de pesca en el mar) del maestro del grabado japonés del siglo XIX, Katsushika Hokusai , es el resultado de los viajes como emisario educativo del imperio Japonés del autor durante ocho meses por las islas de Palaos en 1942. Este es un libro por decirlo menos, extraño para un lector tradicional occidental, pues digamos que sin pretenderlo trasgrede el enfoque y estructura clásicas de lo que asumimos como un relato corto, un cuento. Es más, me atrevería a afirmar que no debería calificarse como una recopilación de cuentos, sino más bien como el interesante diario de un viajero, que no es poca cosa teniendo en cuenta los escenarios sociales y culturales que describe.

De hecho, el cuento titulado “el matrimonio”, es un relato originario de la tradición oral de los nativos de las islas de Palaos y es el único que se podría ubicar dentro del ámbito de la estructura del cuento clásico. Al tiempo que avanza la historia de un matrimonio disfuncional y mediado por la actitud servil y cobarde de un marido frente a una mujer fuerte, infiel y tremendamente celosa (la mujer pulpo),nos enteramos cómo funcionan los códigos de elección sexual y de pareja entre las diferentes aldeas y de cómo son las mujeres solteras las que se desplazaban hacia pequeños lugares frecuentados solo por hombres casados y solteros, denominados a-bai, donde ellas les servían con el objetivo de escoger de ellos a su pareja sexual y afectiva. Más interesante aun es leer como se dirimen los conflictos del amor, en este caso, entre dos mujeres que deben enfrentarse a mano limpia y la ganadora se lleva como premio al hombre en cuestión frente a los habitantes de la isla que actúan como un jurado imparcial durante la contienda.

Los demás relatos son muy útiles por las múltiples visiones que ofrece  a partir de la anécdota y el diario respecto de los nativos y su contexto social, mostrando además del carácter colonial del imperio y el occidentalismo consumado del autor una variopinta visión de las diferentes costumbres de las personas que se cruzan en su camino . Este libro es un interesante documento sobre las poblaciones, sus tradiciones y sus prácticas sociales como colonias y como pequeñas sociedades aunque aisladas del origen de los conflictos de entonces depositarias de las consecuencias geopolíticas de los mimos.

Quiero destacar los necesarios y afortunados epílogos escritos por la traductora Makiko Sese en ambas compilaciones. Porque son un importante aporte para el lector neófito del trabajo de Nakajima, de hecho, ella lo fue cuando inicio la traducción de ambas compilaciones. En estos epílogos hay un estructurado recorrido biográfico del autor y una acertado y muy sucinto resumen de las luchas y cesiones imperiales desde antes del siglo XIX entre España, Alemania y Japón sobre los territorios de Palaos, las islas Truk, las islas Carolinas y las islas Marshall, Es decir, Los hoy Estados Federados de la Micronesia, La Republica de las Islas Marshall, La Republica de Palaos y la Mancomunidad de las Islas Marianas del Norte. Conforme va avanzando la narración el lector puede ver como quien escribe pasa de ser una neófita a una seguidora consumada que toma la decisión de emprender un viaje por los parajes y los lugares en los que Nakajima vivió y padeció y escribir sobre ello.


En “El poeta que rugió a la luna y se convirtió en tigre” (2017) encontramos la compilación de ocho cuentos que mezclan transversalmente lo mágico, lo tradicional y algunos temas discursivos del siglo XX, como el que se refiere a la función del lenguaje a partir de la aparición del espíritu de las letras en “La catástrofe de las letras”. También podemos toparnos con una historia donde las fabulas tradicionales y la metamorfosis del protagonista se mezclan con la impronta tímida de la ética sintoísta en “La luna sobre la montaña”. Luego, una desopilante historia nos narra la posesión espiritual de un hombre menos que ordinario, que le hace florecer como una especie de juglar para luego ser el centro de un ritual de su comunidad, tal es la premisa de “Posesión”.  En “La momia” la reencarnación es tratada como un hecho paradójico entre la carne viva y consiente de un comandante persa frente a los restos de la momia de un sacerdote egipcio. “El maestro” es una interesante historia de cómo el llegar a la  perfección por parte de un maestro de la técnica del arco trae consigo su repentino olvido. “La felicidad” es una hermosa fábula sobre como la dura vida de un hombre miserable es sublimada atraves de sus sueños. “El hombre búfalo” trata sobre la circularidad del tiempo y la función de la premonición y en “Una historia funesta” la risa sin sentido del protagonista esclarece la funesta influencia de una hermosa mujer al lograr destruir varios reinos.

La agradable conclusión es que cuando lees a Nakajima te das cuenta que la supuesta distancia “insalvable” entre el autor japonés y un lector cualquiera no es más que un afortunado espejismo, porque su narrativa se relaciona con la calidez, profundidad y  naturalidad de un escritor brillante nada ajeno a los mundos literarios creados por Borges, Horacio Quiroga O García Márquez, para citar solo algunos. Su lectura puede tomarse como una cálida introducción a un mundo literario muy rico en sus recursos que para gran parte de los lectores de nuestro continente aun es un territorio por conocer o del que se conocen escasas y extraordinarias joyas (como la obra de Haruki Murakami), dicha necesidad de conocimiento es una condición inevitable, mas si se tiene en cuenta el reciente y expansivo éxito comercial de las traducciones de las obras de García Márquez, Roberto Bolaños, Vargas Llosa y Cortázar entre otros durante las últimas décadas en el mercado editorial oriental. 

En su corta vida Atsushi Nakajima convivió y luchó con el asma y los problemas respiratorios que lo llevaron a morir a la temprana edad de 33 años en diciembre de 1942. Seguramente como alguno de sus personajes su espíritu se ha trasmutado en  la majestuosa grulla y vuela sin descanso siendo uno con la suave e intempestiva brisa que pasea por los parajes más exóticos, por los más variados y por los más tradicionales y mágicos e imaginarios que el joven y entusiasta Atsushi soñó, presenció y describió tan hábilmente.



[1] Revista Semana, “La literatura japonesa revela el alma de las cosas”, 25 de Octubre de 2018.
[2] Publicado en el periódico La Vanguardia en Agosto 13 de 2011.