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jueves, 26 de diciembre de 2019

ERIC HOBSBAWM, EL HISTORIADOR DUPLICADO[1]


El historiador inglés Eric Hobsbawm (1917-2012), ha sido una de las figuras más importantes y relevantes de la disciplina histórica durante una parte importante del siglo XX  y el XXI. Su obra es uno de los referentes más interesantes para explicar cómo se desarrolló la historiografía durante el siglo pasado. Además, sus trabajos más famosos conocidos como “las eras” han servido de marco para estructurar historias alternas a partir de fenómenos históricos de larga y mediana duración oscilantes entre “La Era de la Revolución 1789- 1848” (1971), “La Era del Capital 1848-1875 (1975), “La Era del Imperio 1875-1914” (1988). La bibliografía de Hobsbawm es bastante amplia en términos conceptuales y prolífica en polémicas y en los temas que desarrolló a la par de sus títulos, lo cual representa un valioso escenario donde podemos ver como lectores y analistas, algunas rupturas, continuidades y cambios de enfoques y objetos tanto de su práctica investigativa, discursiva como ideológica.  


Si bien su filiación ideológica con el marxismo lo acompañó a lo largo de su carrera, (de hecho, fue uno de los principales impulsores, sino el más, para ser reconocido a nivel mundial),  su postura en  relación con los enfoques y objetos de estudio expuestos en sus libros merece especial atención porque en ellos podemos rastrear a un  Hobsbawm que se caracterizó en distintos escenarios, por marcar  distancia de manera cada vez más puntual  tanto de la historia oficial como del discurso oficialista del partido comunista vía Moscú, del “socialismo real” estalinista y posteriormente del marxismo determinista (aunque a veces, esta sutil distancia para algunos de sus críticos más recalcitrantes pareció más bien un silencio cómplice). A la par de este hecho debemos tener en cuenta que los temas que desarrolló Hobsbawm muestran ante todo un carácter inquisitivo y riguroso dentro de  un variopinto escenario que incluye las revoluciones burguesas, el jazz, el origen de la clase trabajadora y el arte, la moda y el desarrollo de la práctica histórica, entre muchos otros.     



¿Qué tipo de periodización es posible trazar de los temas desarrollados por Hobsbawm a través de sus libros?

Lo temas más significativos que Hobsbawm desarrolló a lo largo de su carrera aparecieron es su órbita analítica desde una temprana edad para él (específicamente su adolescencia) y una etapa de cambio para el mundo con el avance de los nacionalismos y el fascismo esto es, formalmente luego de 1930. Por tanto, sus intereses no solo se apegaron estrictamente a lo que dictaba el libreto del bloque comunista; como sabemos antes que el comunismo se enfundara en la Unión Soviética, la fuerza que mantuvo la lucha contra el fascismo y el imperialismo fueron las diferentes agremiaciones comunistas en Europa a las cuales un decidido joven judío de clase media adhirió.

A mi manera de verlo si se mantiene como premisa lo anteriormente mencionado, estas líneas de pensamiento (o interés) no serían consecutivas sino que guardarían la característica de ser paralelas en términos temporales. Podemos rastrear en la bibliografía de Hobsbawm dicha forma o estructura si tenemos como guía su autobiografía, “Años Interesantes: Una vida en el siglo XX” (2003), que de manera magistral nos ofrece un relato amplio y casi pormenorizado de los intereses académicos que marcarían de manera significativa la carrera del historiador inglés.

Tanto el discurso histórico y las obras de Hobsbawm son ante todo un escenario abierto al debate, el análisis, la crítica y con esto quiero hacer especial énfasis en el papel activo (el deber ser, claro está), tanto del lector promedio como el de quienes analizan su obra de manera un poco más profesional, algunos de ellos (bastante pocos de hecho), docentes de ciencias sociales. Quiero pensar la obra y la personalidad de Hobsbawm como hechos paralelos y  no necesariamente concordantes ni monolíticos, es decir, como un proceso de cambios dinámicos no siempre estructurados dentro de un discurso como el marxista o el comunista. Dentro de las líneas paralelas de pensamiento desarrollo e investigación que he mencionado podemos encontrar a varios Hobsbawm que conviven de manera paralela a lo largo de su bibliografía: el jazzófilo, el crítico literario, el sociólogo, el optimista de otras izquierdas para superar el capitalismo y la decadente Unión Soviética, el historiador con algunos vicios de eurocentrismo, el analista político, el observador participante, el intelectual tipo siglo XX, el profesor universitario, el marxista romántico, el antifascista, el crítico musical que desestimó en su momento a los Beatles y al Rap, el polemista del postmodernismo, el brillante escritor que construyó una narrativa profunda, rigurosa y lúcida.

Es necesario mencionar que Obras como “The Jazz Scene” (1959), “Gente Poco Corriente” (1999), “A la zaga: decadencia y fracaso de las vanguardias del siglo XX” (1999). “Años interesantes: una vida en el siglo XX” (2003), “Un tiempo de rupturas: sociedad y cultura en el siglo XX” (2013), entre otras, presentan muy bien la idea de un panorama alterno y variado en temáticas y analisis con respecto a sus obras más conocidas. En este contexto, también vale la pena mencionar aunque en una dirección más heterodoxa, la aparición post-mortem de “Viva la Revolución” (2018), una compilación de ensayos realizados entre 1960 y 2002,  que muestra de manera interesante la especial relación de Hobsbawm y América latina, (aunque no puedo dejar de mencionar que su título es un verdadero despropósito con su contenido, aunque es apenas lógico teniendo en cuenta la ausencia del criterio del autor y el interés de la mercadotecnia editorial), vale muchísimo la pena analizar sobre todo a la hora de hacer una evaluación más allá de la nostalgia y el sentimiento de algunos mitos fundacionales de los movimientos revolucionarios surgidos especialmente desde finales de la década de 1950. Lo cual es un aliciente más para leerlos, analizarlos, criticarlos y consultarlos (en plural).

El trabajo de Eric Hobsbawm es una importante contribución a lo que en su momento significó el avance de la historia social en el mundo occidental. Su análisis, lectura y crítica  no solo deben servir para la exaltación de la imagen de un conspicuo investigador, sino además para la necesaria vista de los fenómenos de nuestro presente como parte de los procesos históricos del siglo que le antecedió. Es importante entender la obra de Hobsbawm como un escenario no monolítico es decir, la idea de encasillar a su obra simplemente como un ápice del  marxismo revisionista o como la visión de un comunista melancólico, es insuficiente y equivocado para abordar seria y profundamente su estudio. La invitación para lectores, estudiantes y docentes de educación básica y media está abierta.





[1] Utilizo la analogía de la duplicación tomando como referencia la novela “El Hombre Duplicado” (2002) de José Saramago.

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